Primer día de clase. Cuando por primera vez entras en la facultad de comunicación, todo es una mezcla de nerviosismo, asombro y excitación. En mi primera clase de la carrera de periodismo me dijeron una cosa: "el periodismo, por encima de todo, busca la verdad de una manera objetiva".
Hay muchas cosas que me han dicho durante la carrera que, posteriormente, he ido desmintiendo. Hay mucha diferencia entre lo que te enseñan en las aulas universitarias a lo que realmente es el mundo laboral. La mayoría de cosas que me han dicho sobre el periodismo han resultado ser idílicas, pues al final, no es como funciona el periodismo en la vida real.
Tampoco hay nada malo en ello. Lo que dicen los profesores es lo que el periodismo debe de ser cada día. Pero la prensa no funciona igual en el plano teórico que en la práctica, al igual que ocurre en un diario digital, en la radio o la televisión. Entonces me encuentro en esa encrucijada entre lo que he creído que era el periodismo a lo que realmente es.
No estoy decepcionada, pues lo que he sido idílica, no realista. Este momento ha hecho que tome conciencia de cómo funciona el periodismo. Por otra parte, también este muro me ha planteado la realidad de los periodistas. En España, los periodistas somos continuamente juzgados y desprestigiados. No vale nada ser periodista.
Quizá no se entiende nuestro papel, pero no vamos contra la población, ni somos personas despiadadas que sólo buscamos manipular. De hecho, lo que teóricamente somos es el garante de la ciudadanía de que los poderes -legislativo, judicial y ejecutivo- funcionan correcta e independientemente. Estamos aquí para vigilar la salud de las instituciones públicas, la democracia y la libertad de expresión. Ese es nuestro trabajo, por eso buscamos la verdad y la objetividad. Pero sé que, en el fondo, sigue siendo un planteamiento idílico.
Habiendo reflexionado largo y tendido sobre esto, he decidido ser periodista. Esta profesión es mucho más que las noticias mediáticas, la polémica y la política. El periodismo son historias. Y hay muchas historias que no están siendo contadas, y que a mi parecer, son muy relevantes.
Por ello, quiero ser un tipo de periodista que sí, busca la verdad, pero que lo hace contando historias que merecen ser contadas, siempre pensando, no en manipular, ni el beneficio político o económico, sino en el lector. Quiero informar al lector para que conozca informaciones, realidades y argumentos diferentes, para que ese ciudadano se cree una opinión propia basada en un juicio crítico de la realidad.
Sigue sonando idílico, sí, pero alguien tiene que poner la primera piedra para hacer realidad ese sueño periodístico. Que cada uno lo haga desde su perspectiva y con sus convicciones, para así llegar a eso que buen periodismo debe ser.