La sede de la Fundación Cajasol en Córdoba acogerá la presentación el próximo 9 de febrero a las 19:30 h. la presentación del libro AZUL de Antonio Morales, www.antoniojosemorales.com, segundo libro de una trilogía que ya tuvo una primera visión, ROJO, de un mundo onírico en el que se mueve el autor.
La simple estancia en la naturaleza es per se una experiencia que puede provocar que, por mor de nuestra deriva, del mero hecho de adentrarnos en ella y recorrerla, obtengamos una cambiante noción de nuestro interior.
Habrá tantos puntos de vista, nunca iguales debido simplemente a las cambiantes condiciones ambientales. Sin ir más lejos, un mero hito o accidente natural que actúe como objetivo, como referente para nuestra vista, en definitiva, como protagonista del paisaje que deseamos presenciar y recoger, nunca será igual, aun siendo el mismo, según desde dónde se observe.
Azul tiene la intención de reflexionar sobre la dualidad de lo visible e invisible, nos permitirá adentrarnos en el lenguaje fotográfico como medio de construcción de la realidad. Hablamos de lo que sucede más que el donde sucede. La fotografía convierte en visible lo cotidiano que a veces pasa desapercibido, fracturando el plano de la mirada.
Transmitir un mensaje y narrar una historia a través de fotografías implica poner en juego muchos aspectos; seamos o no conscientes de ello, el proceso va mucho más allá de los detalles técnicos y compositivos y trasciende el hecho de conseguir buenas imágenes.
Para profundizar en cómo se idea, construye e interpreta un mensaje, AZUL pretende desmenuzar los factores involucrados y lo hace atendiendo principalmente al contexto y a la narración, entendiendo el primero como algo mucho más amplio que las circunstancias que rodean el momento de la toma fotográfica y la narración como la construcción de un relato mediante imágenes y textos. Su objetivo es tan ambicioso como sentar las bases de un lenguaje visual efectivo, analizando todo el proceso a seguir para poder contar una historia mediante imágenes.
La fotografía nos permite ver el rostro de personas o el aspecto de lugares sin haber viajado a esos lugares. Tiene vocación realista al pretender reproducir la realidad, y transformador en cuanto al valor de «autenticidad» que define desde entonces la imagen fotográfica. Resulta muy difícil sustraerse a esa seña de autenticidad que tiene siempre un objeto reflejado en una foto. La fotografía es, por tanto, «texto» descriptivo, y conviene detenerse en ese aspecto.
En este contexto la mirada de Antonio J. Morales, Azul, mirada que construye microrrelatos en los que pone en relación su propia identidad con tres elementos fundamentales: el paisaje como hecho emocional, el cuerpo humano como elemento simbólico y el color que confluye en presentar el cuerpo en unión a la naturaleza.
Azul constituye una serie de estratos, “sedimentos que se apilan uno sobre otros entramados por una delicada semántica de la relación entre la superficialidad de la carne y la interioridad del mito”. Contra eso Antonio Morales opone en su serie Paraiso Terrenal, “cuerpos no normativos, no mercantilizados, no ajustados a los cánones del sistema capitalista, sino un mosaico de escenas donde el desnudo de cuerpos naturales, cuerpos reales, cuerpos que se relacionan entre sí en composiciones de escenas exentas de pulsión y de deseo de consumo, configuran un paisaje fragmentario y exento de fundamentación moral que pone de relieve la urgente necesidad de nuevas formas de relacionarnos y ser en lo colectivo”.
En este sentido, Antonio Morales, “desde su propuesta rotunda y radical, se yergue como activista visual, en un viaje del yo al nosotros vertebrado por el sentido transformador de la imagen, donde el cuerpo humano es protagonista del sentido de lo real”.
Por estos motivos, “yo clasifico la obra de Antonio Morales como uno de los exponentes más claros de la fotografía postdramática española: la deconstruccion del discurso imperante mediante un magistral uso y comprensión de la escena pictórica llevada a la fotografía. En tales escenas, lo que importa es la composición. No hay retratos sentimentales, no hay historias personales. Los semblantes de los personajes se presentan carentes de emociones, en actitudes característicamente teatrales, hieráticas, ataráxicas, porque el discurso fotográfico de Antonio Morales no se centra en lo personal, sino en la imagen de lo común desde lo arquetípico”. Raul Alonso, poeta y editor
Azul nos invita de hecho, a reflexionar sobre la delgada línea que separa la realidad de la ficción en el discurrir de la serie de fotografías que nos presenta. Lo vacío, lo desocupado, son algunas de las ideas que se suman en cada una de sus imágenes. Es un vacío necesario que permite que uno se vacíe para luego ser colmado para recuperarse. En este sentido, el artista retoma el concepto que sustenta su obra de arte, el regreso a la naturaleza: el vacío que se inunda de una suave luz azul.