Alfonso X de Castilla y León, el rey Sabio, es una de las figuras más relevantes de la historia de Andalucía. Nacido en Toledo el 23 de noviembre de 1221, reinó durante 32 años, entre 1252 y 1284, tras la muerte de su padre, Fernando III el Santo, a quien sucedió en el trono habiendo cumplido los 30 años de edad.
Durante sus años de infante heredero, recibió una esmerada educación y tuvo tiempo de adquirir experiencia política y militar, así como de empaparse de las nuevas teorías jurídicas llegadas de Italia. Autor y mecenas, protector de poetas, intelectuales, científicos, juristas y artistas, cristianos, judíos y musulmanes, generoso con sus amigos y sus privados pero riguroso con sus enemigos, fue un personaje controvertido incluso en su propia época. Trató de ser nombrado "emperador de romanos", un empeño fallido que le produjo una gran frustración.
"Don Alfonso, rey de Castilla, era persona de alto ingenio, pero poco recatado: sus orejas soberbias, su lengua desenfrenada, más a propósito para las letras que para el gobierno de los vasallos. Contemplaba el cielo y miraba las estrellas, mas en el entretanto perdió la tierra y el reino", escribió en 1601 Juan de Mariana en su 'Historia General de España'.
Su reinado es fundamental para entender la conformación de la Andalucía moderna porque Andalucía se gestó en el complejo proceso fundacional acaecido durante el reinado de Alfonso X el Sabio, tiempo en que se produjo su articulación territorial en el contexto del reino de Castilla y León como tierra de frontera completamente renovada.
Repoblaciones, fueros y conquistas marcaron su reinado. Ocupó Jerez, Medina Sidonia, Lebrija, Niebla, reconquistó Cádiz y otras plazas que se habían perdido, como Vejer, Medina Sidonia, Rota, Arcos y Sanlúcar, fijando la frontera desde Murcia hasta el Estrecho. A partir de ese momento, la cuestión clave para el dominio de la Andalucía Occidental sería la del Estrecho, en la que se empeñaron sus sucesores Sancho IV, Fernando IV y Alfonso XI.
Si su legado político es controvertido, lo cierto es que su legado cultural no tiene parangón. Todos los saberes interesaron al heredero de Fernando III. A iniciativa suya se compusieron obras jurídicas (Fuero Real, Espéculo, Partidas y Setenario), poéticas (Cantigas de Santa María y Cantigas profanas), históricas (General Estoria y Estoria de España), científicas (Lapidario, Libro complido en los judizios de las estrellas, Libro de las cruzes, Libro de las Tablas alfonsíes o Libros del saber de astrología, entre otros) y de entretenimiento (Libro de acedrex, dados e tablas). Muchos de ellos rica e innovadoramente iluminados.
De todas estas facetas y algunas más -su enfrentamiento con el Reino Nazarí de Granada, sus complejas relaciones con la minoría mudéjar y judía, su linaje, las mujeres de su corte, sus enfermedades, sus proyectos políticos fallidos, la desaparecida capilla funeraria que levantó, etc.- habla el nuevo número de la revista Andalucía en la Historia.
Coordinado por el catedrático de Historia Medieval de la Universidad de Sevilla, Manuel García Fernández, reúne a trece especialistas de gran nivel, procedentes de universidades de dentro y fuera de Andalucía (Cádiz, Sevilla, Granada, Málaga, Huelva, Valladolid, Murcia y Castilla La-Mancha), para valorar en su justa medida un reinado que, si bien si ha sido profusamente estudiado, no siempre es bien conocido entre los andaluces.
Los contenidos del nuevo número de a revista -el 72, correspondiente a los meses de julio a septiembre de 2021- se completan con distintos artículos de diversa temática y cronología. Entre ellos hay que citar los dedicados a las pinturas del abrigo gaditano Laja Alta -las primeras en representar embarcaciones en la Península Ibérica-; los navíos prisiones para cautivos franceses en la Guerra de la Independencia, anclados en Cádiz; los poblados de colonización franquista; el valiente gesto de la Academia de Córdoba nombrando miembro a Emilia Pardo Bazán, a quien la RAE negó repetidamente esta condición; la proclamación de la Segunda República y Niceto Alcalá de Zamora; el Complot de Tablada, en el 90 aniversario de su desarrollo; los gazapos de la prensa histórica andaluza y la biografía de la reina María de Molina.
Por último, la revista rinde homenaje al catedrático de Historia Moderna de la Universidad de Granada, Manuel Barrios Aguilera, recientemente fallecido con las palabras de su colega Margarita Birriel, profesora de la Universidad granadina.