El mayor inconveniente de encabezar un festival de música es que luego, cuando la actuación acaba y llegan los aplausos, no puedes disfrutar de todo lo que este tipo de eventos puede llegar a ofrecer, por el acoso de los fans que se acercarían continuamente. Esto ya rondaba la mente de la artista Billie Eilish, la cual, el pasado mes de abril, fue cabeza de cartel en Coachella, uno de los mayores festivales de la música, celebrado en California.
La joven artista, para no ser agobiada y atosigada por las multitudes, y disfrutar al máximo posible la experiencia en el desierto californiano, convenció a una de sus bailarinas, para que se disfrazase de ella, con su misma ropa, uno de sus característicos atuendos holgados, para hacer creer a todo el mundo que se encontraba en otro lugar, mientras la verdadera Billie Eilish exploraba el recinto de incógnito.
"Tuve un doble de cuerpo. Le pusimos una peluca oscura, le hicimos unos moños y le dimos una máscara facial y unas gafas de sol. Todos creían que era yo. Yo me puse un abrigo negro, un chaleco de tráfico y una capucha", ha desvelado ahora en una entrevista para Apple Music.
Ahora que esta estrategia de la artista ha salido a la luz, los asistentes al festival Glastonbury en Reino Unido este fin de semana, tendrán que prestar atención si ven a alguien que encaje con esta descripción, pues Billie se encuentra entre los artistas invitados, y podría poner en práctica dicha distracción de nuevo, para disfrutar como una más del festival británico.