El Papa pide a los jóvenes en Baréin ser "el antídoto" contra un mundo "cerrado" por el individualismo y la indiferencia
El Papa ha llamado a los jóvenes en Baréin a ser "el antídoto" contra un mundo "cerrado que, impregnado de individualismo, devora a sus hijos" porque solo con "la tecnología" no basta para que el mundo "sea pacífico" y les ha advertido del peligro de quedarse "solos" si no experimentan la gratuidad.
"Si no aprendemos a hacernos cargo de lo que nos rodea -de los demás, de la ciudad, de la sociedad, de la creación- terminamos pasando la vida como los que corren, se afanan, hacen muchas cosas, pero, al final, se quedan tristes y solos porque nunca han experimentado en profundidad la alegría de la amistad y de la gratuidad", ha señalado el Papa en el encuentro con los jóvenes en el Colegio del Sagrado Corazón, en su tercer día en Baréin adonde llegó el jueves.
Tras haber presidido la misa por la paz en el Estadio Nacional de Baréin, Francisco se ha reunido con jóvenes católicos en el país asiático a los que ha instado a dejar de lado la "mentalidad del turista" y a cuidarse "primero" ellos para poder convertirse "en especialistas del cuidado y artistas de las relaciones".
"Hacerse cargo, cuidar, significa desarrollar una actitud interior de empatía, una mirada atenta que nos lleva a salir de nosotros mismos, una presencia amable que supera la indiferencia y nos impulsa a interesarnos por los demás. Este es el punto de inflexión, el comienzo de la novedad, el antídoto contra un mundo cerrado que, impregnado de individualismo, devora a sus hijos", ha asegurado.
El pontífice ha elogiado la "alegría contagiosa y también esa pizca de locura" propia de su edad que les ayuda a separarse del "sopor de la rutina y de los esquemas repetitivos en los que a veces se encasilla la vida". Sin embargo, les ha aconsejado que "antes que las opiniones de internet" busquen "buenos consejeros" como "los ancianos".
Asimismo ha arremetido contra la "tendencia dominante de permanecer indiferentes y mostrarse intolerantes con los demás, hasta el punto de avalar guerras y conflictos" y les ha pedido "gestos concretos realizados en lo cotidiano" para ir contra esa corriente.
El Papa ha señalado que el "amor no es una telenovela o una película romántica" sino que implica "preocuparse por el otro, cuidarlo, ofrecer el propio tiempo y los propios dones a quien lo necesita".
El pontífice ha denunciado que "los vientos de guerra no se aplacan con el progreso técnico". Y ha añadido: "Constatamos con tristeza que en muchas regiones las tensiones y las amenazas aumentan, y a veces los conflictos estallan. Pero esto a menudo sucede porque no se trabaja el propio corazón, porque se permite que en las relaciones con los demás las distancias se agranden, y de este mismo modo las diferencias étnicas, culturales, religiosas y de otro tipo se convierten en problemas y temores que aíslan, y no en oportunidades para crecer juntos. Y cuando parecen ser más fuertes que la fraternidad que nos une, se corre el riesgo del enfrentamiento".
El domingo, último día del viaje apostólico, el Papa tendrá un encuentro de oración con obispos, sacerdotes, consagrados, seminaristas y agentes de pastoral y el rezará el Ángelus, en la Iglesia del Sagrado Corazón, la primera iglesia católica de toda la zona del Golfo y que data de 1939.