sábado. 23.11.2024

El Dicasterio para la Doctrina de la Fe ha publicado un documento en el que prohíbe expresamente a los sacerdotes inventarse las fórmulas sacramentales ante el "caos" de casos que han sido invalidados por no respetar la liturgia.

"Los graves cambios introducidos en la materia o en la forma de los Sacramentos, que anulaban su celebración, han llevado entonces a la necesidad de localizar a las personas implicadas para repetir el rito del Bautismo o de la Confirmación, y un número significativo de fieles había expresado con razón su disgusto", avisa el Vaticano en el documento.

Si bien no han dado cifras, la situación está tan extendida que ya en el 2022 numerosos obispos "habían expresado (al Vaticano) su preocupación por la multiplicación de situaciones en las que se había constatado la nulidad de los sacramentos celebrados", según el documento publicado este sábado.

De hecho, desde el Dicasterio que preside el cardenal Víctor Fernández alertan de que "algunos han descubierto que no estaban bautizados, porque su párroco utilizó una fórmula incorrecta" porque las modificaciones graves "lo hacían nulo".

Se trata de casos en los que, por ejemplo, en lugar de utilizar la fórmula establecida para el Bautismo, se utilizaban fórmulas como las siguientes: "Te bautizo en nombre del Creador..." y "En nombre de tu padre y de tu madre... te bautizamos". De este modo, los fieles que habían sido bautizados con fórmulas de este tipo han descubierto la invalidez de los sacramentos celebrados. Por ello, el Vaticano se ha visto obligado a publicar un documento normativo que subraya que nadie tiene la posibilidad de "cambiar la forma celebrativa de un Sacramento por propia iniciativa".

La nueva regulación obliga a los curas a permanecer fieles a la liturgia sacramental para "expresar luminosamente la prioridad de la acción de Dios y salvaguardar humildemente la unidad del Cuerpo de Cristo que es la Iglesia en sus gestos más sagrados" para poner así fin al caos que reina en tantas iglesias del mundo y ante la multiplicación en los últimos años de las peticiones de invalidación de los sacramentos celebrados, precisamente por no respetar las normas.

El Vaticano prohíbe a los sacerdotes inventarse fórmulas sacramentales