De viaje en la pandemia: Granada
Con la pandemia sobre nuestros hombros y sin poder movernos de nuestras casas, los que sufrimos la adicción de los viajes tenemos síndrome de abstinencia. Si no podemos ir a la montaña, traeremos la montaña a nosotros. El destino de hoy lo tenemos muy cerca y a la vez muy lejos: Granada.
Para aquellas personas que han visitado Granada, espero que entiendan mis sensaciones. Siendo una de las tres ciudades más visitadas de España, en mi propia opinión, es de las pocas ciudades que consigue enamorarme y que quiera visitarla una y otra vez. Pido al lector que me siga en esta ruta mediante mis cortas palabras y algunas de las fotografías que mostraré: más valen las imágenes que las palabras, así que vamos a ello.
La primera parada es el Zoco Nazarí, el mercado de artesanía de Granada. Un mercado bien protegido lleno de tiendas donde antiguamente se vendían las telas. Ahora es un punto de visita, lleno de artículos de souvenir y de artesanía. Esta es la primera toma de contacto en una ciudad con gran influencia árabe. Salimos del mercado y vamos en dirección a la plaza de Isabel la Católica, donde esta representada en bronce Isabel y Cristóbal Colón. La estatua es de gran tamaño y ocupa un sitio privilegiado en el centro de la ciudad.
Desde la plaza subimos hacia la calle de la que existen tantas canciones y leyendas: el paseo de los tristes. Este nombre lo tiene debido a que era el camino por el que pasaban los cortejos fúnebres hacia el cementerio. A la derecha nos acompaña el río Darro y si alzamos la vista, vemos una de las construcciones más bonitas y emblemáticas de Granada: La Alhambra. Aquí la vemos desde abajo pero hay varios miradores para poder verla mejor junto a la ciudad. Llegamos al final del paseo y vemos una estatua. No es una estatua cualquiera, es la de Mario Maya, bailaor y coreógrafo cordobés.
Estamos a la mitad de la visita. Ya hemos visto lo que tenemos a la derecha, ahora toca perdernos por la izquierda. No puedes irte de Granada sin haberte perdido entre las calles del Albaicín. Es un barrio en el que hasta algunos granadinos se pierden. Es patrimonio de la UNESCO desde 1994, designado como ampliación de la Alhambra y el Generalife. Mantiene la estética nazarí con calles estrechas y formando un laberinto que acaba en la calle Elvira por abajo y por arriba con San Nicolás. En este punto del viaje, el hambre llama a la puerta. La gran recomendación para buscar un bar de tapas típicas granadinas o simplemente comer de raciones, es calle Elvira: llena de bares y restaurantes en el que rara vez fallarán en lo que andas buscando.
Ha sido un día largo que se ha hecho corto con la visita, pero aún nos queda el toque final del viaje. Empezamos a andar cuesta arriba y después de una larga caminata, llegamos al mirador de San Miguel. Este mirador me lo recomendaron especialmente y solo hace falta ver la foto y entender porque. Podemos ver como la Alhambra, el conjunto de palacios y jardines hecho fortaleza reina sobre la ciudad. Una bonita imagen que nos deja, al menos a mí, con las ganas de ver el palacio patrimonio de la UNESCO y con ganar de seguir viviendo la experiencia granadina.