De viaje en la pandemia: próxima parada, Cracovia

Cracovia en un día de lluvia. Foto por PhotoJota
Seguimos por Europa, dentro de los miles de parajes con culturas tan diferentes. Hoy vamos a Polonia aunque no vamos a ir a la capital actual, vamos a la ciudad que sí lo fue hace un tiempo, Cracovia. 

Lo primero que quiero decir de esta ciudad para aquellas personas que aún no la han visitado, que se van a llevar una grata sorpresa. Cracovia ( o Krakow) es una ciudad preciosa y con un espíritu que podríamos catalogar de mágico. Según la cita textual que me dijeron la primera vez que la visite: "Es tan bonita que fue la única ciudad del país que el frente alemán no quiso atacar en la II Guerra Mundial". 

Cracovia es una ciudad con historia y muchas leyendas. Empezamos la visita desde la plaza central de la ciudad, el Rynek  Głowny (la traducción literal es plaza del mercado). Siendo la plaza medieval más grande de Europa, es la plaza más importante de la ciudad y el país. Su creación se remonta al siglo XIII. Tiene ese nombre debido a que años atrás, si eras mercader o si querías vender algo, esta era la plaza para hacerlo. En esta misma plaza vemos también la basílica de Santa María, la Torre del Ayuntamiento de Cracovia y el edificio central, la Lonja de los Paños. Ya solo en esta plaza hay muchas leyendas e historias. 

La basílica de Santa María tiene un par de peculiaridades. Por ejemplo, a cada hora en punto hay una persona en lo alto de una de las torres que toca la trompeta asomándose una por una a todas las ventanas de su alrededor. Vemos también que una torre es más alta que la otra. El motivo de las torres desiguales viene de los dos constructores de la misma. Eran hermanos e hicieron una competición entre ellos para ver quien hacía la torre más alta. El que perdió se sintió tan humillado que acabó matando a su hermano y arrojándose por su torre hacia el suelo. De hecho, en el edificio central de la plaza está oculto un cuchillo que, según la leyenda, fue con el que se cometió el asesinato. No mostrare foto del cuchillo para que el lector vaya y lo encuentre, solo diré como pista que mire hacia arriba.

Al lado de la torre del ayuntamiento vemos la escultura de lo que es la cabeza de un gigante. Hay miles de historias que dan una explicación, pero la que me pareció más destacable fue esta: era un alumno de erasmus y de tanto vodka que bebió acabó derrumbado en el suelo y no se volvió a levantar. Una curiosidad más de la plaza y ya seguimos nuestro camino, tiene relación con la torre del ayuntamiento. Si te fijas detenidamente está ligeramente torcida hacia un lado. Esto es debido a los materiales con los que se construyó, por lo que año tras año estará más cedida hacia el lado. Es la "Torre de Pisa de Polonia". 

Bajamos la calle principal en dirección al sur, hacia el río. Es fácil de llegar, al dejar el núcleo urbano vemos una construcción al final de una cuesta arriba. Eso es el palacio de Wawel. Es el palacio donde vivía el rey de Polonia y donde más tarde se situaría el frente alemán para dirigir sus operaciones en Polonia. Se conserva bastante bien y hay algunas zonas que es gratis entrar, aunque merece mucho la pena entrar y visitar donde vivía la familia Real (curiosidad: preguntar por la sala negra) y la iglesia que hay al lado. Dentro de todos los detalles que rodean a esta construcción solo voy a destacar dos: el primero es una pequeña ruta que hay en su interior para tocar la gran campana del campanario. Si eres claustrofóbico no lo recomiendo, el camino de subida es muy estrecho. El segundo detalle es una de las cúpulas que componen la iglesia. Tiene un color dorado que se asemeja mucho al oro. Bien, es oro de verdad. En la época de su construcción, el rey de Polonia tenía tanto oro que no sabía en que invertirlo y llenó de detalles hechos de oro por toda la construcción del palacio y el más destacable fue esta cúpula completamente cubierta de oro.

(c) Eliot_zgz & losviajeros.com

Después de subir al palacio toca bajar y apreciar el rio que hay en sus faldas. El paseo bordeando el rio es espectacular y también tiene un pequeño tesoro muy importante: el dragón símbolo de la ciudad. Sí, el símbolo principal de la ciudad es un dragón que según la leyenda vivía debajo del palacio. De hecho al ver la estatua al lado está lo que se supone que era su guarida. Si has llegado hasta aquí por favor espera quince minutos y veras algo que nunca más verás: la escultura del dragón echa fuego cada cuarto de hora durante unos segundos. 

Después del centro hay dos sitios más que merecen la pena visitar en la ciudad y otro que esta fuera pero ese si es de vital importancia. Los dos puntos en la ciudad son el Ghetto Judío que era donde vivían los judíos en la II Guerra Mundial y el museo de la Fábrica de Schindler. Sí has visto la película "La lista de Schindler"(Steven Spielberg, 1994) sabes de que fábrica estoy hablando. Es un pequeño recorrido de lo que se vivió en la época y del contexto histórico del momento. Ve con tiempo y con cita previa pues suele tener bastante afluencia de visitantes. 

Como último punto importante a destacar de este viaje es el campo de concentración de Auschwitz. No voy a mentir, esta visita es muy dura pero también diré que es necesario verlo una vez en la vida, el escritor de estas líneas lo ha visitado hasta tres veces y cada una de ellas ha sido más dura que la anterior. Cada vez que iba me daba cuenta de más detalles o de más historias que me contaba el guía. Recalco que es necesario verlo tan solo por ver lo que es capaz el ser humano para destruirnos a nosotros mismos. Ahora solo lo mencionaré pero en mi opinión se merece otro artículo que ya haré más adelante.

En conclusión de este viaje, Cracovia es una ciudad increíble y que no deja indiferente a nadie. Aparte la moneda local es el Zloty y es mucho más barata que los euros (alrededor de 4 veces más barata), lo que hace que un fin de semana en la ciudad salga muy bien de precio. He contado tan solo unas pocas historias de la ciudad pero cuando lleguéis veréis que hay muchas más, el aura mágico que tiene la ciudad se nota con tan solo unas horas de paseo.