Neymar llega libre y vuelve al Santos once años y medio después
El ‘11’ emprende el camino inverso con miras al Mundial 2026
El jugador llega libre a su club de origen tras apenas un año y medio en el Al-Hilal
Deslumbró al mundo con 19 años, con gol en la final de la Libertadores y un torneo en el que también levantó el premio Puskas a mejor gol de 2011. Neymar no sólo es la definición, es todo un imaginario que comprende desde la ‘mohicana’ en su primera etapa del Santos, eléctrico en el desborde por banda izquierda, hasta la llegada a Arabia, ya lastrado por las lesiones, pasando previamente por el FC Barcelona en el que se unió a la lista de jugadores campeones de América y de Europa en un curso 2014/2015 inolvidable para el aficionado ‘culer’, siendo miembro destacado de la ‘MSN’, ocupando el tercer escalón del podio –como en 2017- de un Balón de Oro que nunca abrazó. También vio cómo Messi desembarcó en el PSG, en un nuevo tridente, con Mbappé, que soñaba con una Champions que, hoy, sigue sin encabezar las vitrinas parisinas.
La primera imagen de Neymar en el fútbol español fue en Valdebebas, con trece años, en el preludio de un fichaje que nunca se produjo y que años más tarde, en 2013, desencadenó un duelo de poder a poder entre Real Madrid y FC Barcelona por hacerse con el pujante brasileño. Una carrera de la que el conjunto madridista desistió, en lo que fue el preámbulo de la ‘BBC’.
Ya como adulto, sí llegó esa imagen como blaugrana fue en el Vicente Calderón, con el gol que, a la postre, significó el primer y único título del ‘Tata’ Martino en el banquillo del Camp Nou. La eclosión –temporada de la quinta Champions para el Barça mediante- llegó durante una lesión de Messi, en el siguiente curso, con un Neymar rapado vistiendo las franjas horizontales de la camiseta barcelonista y poniendo sombreros ante el Villarreal o liderando al equipo en un 0 – 4 ante el Real Madrid, con el ‘10’ apenas recuperado, que no levantó el aplauso del Santiago Bernabéu como sí lo hiciera Ronaldinho en 2006, pero hizo pensar en el brasileño como sucesor a la hegemonía futbolística, entonces monopolizada por Messi y Cristiano Ronaldo.
“Se queda”
Tras cuatro temporadas y en mitad de la preparación para el curso 17/18, Gerard Piqué, ante los rumores sobre una posible salida, publicó una foto de ambos con ese mensaje grabado en la retina de muchos. Poco después, el PSG desembolsó 222 millones en las arcas del FC Barcelona y un Neymar con mechas en su rizado pelo fue presentado en el Parque de los Príncipes.
La sensación fue la de que la realidad de ser ‘opacado’ por su eterno amigo argentino –plasmada en la remontada ante el PSG en la que la de Messi encumbrado por la grada fue la imagen de la noche- empujó al astro a tomar esa decisión. Tal y como desveló recientemente en una charla con Romario, no fue por unos presuntos ‘celos’ o hambre por ser el mejor del mundo, sino “por jugar con amigos” –varios compatriotas, como Thiago Silva, Dani Alves, Marquinhos y Lucas Moura formaban parte de ese PSG-. El otro gran desembolso parisino era un Kylian Mbappé que empezaba y ya era una realidad. La pareja no superó los octavos de final de la Champions, la gran anhelada, en las dos primeras temporadas, pero en 2020, Neymar y Mbappé sí fueron capaces de alcanzar la final. Una que se esfumó ante un Bayern de Múnich en forma de tradicional rodillo alemán que, previamente, también borró del mapa al Barcelona con un 2 – 8.
Otra de las imágenes fue bajo la nieve, en la siguiente temporada, en Múnich con el Neymar más creativo, sobre todo en la creación de juego, en uno de los mejores servicios al conjunto parisino para avanzar a las semifinales, en las que sucumbieron ante el Manchester City.
Millones y guaraná
La tentación árabe comenzaba a llevarse a grandes nombres al mismo tiempo que un Neymar lastrado por severas lesiones –como la sufrida en el Mundial de Brasil o una en el tobillo que le apartó de los terrenos de juego más de cuatro meses, en el PSG- vio en el Al-Hilal de Arabia Saudí el objetivo en el cual volver a ser feliz sin la presión de los focos del primer nivel.
Apenas dos meses después de su llegada –que se dio con peticiones como una nevera llena de guaraná en casa- sufrió una rotura de ligamento cruzado que dejó al mundo sin poder ver las virguerías de Neymar, ante rivales menos exigentes, durante casi un año.
Ahora vuelve allí donde empezaron los focos en torno a una personalidad única, como la de casi todo genio, con un séquito fiel que le siguió y sigue allá por donde va, con la vista puesta en el año que viene, 2026, y poder ser parte de la ‘seleçao’ en el Mundial de Canadá, Estados Unidos y México.