El rol de la fisioterapia en los Juegos Olímpicos

RTVE

Perros de intervención terapéutica, diarios para escribir metas personales o rituales antes de competiciones, estamos asistiendo a una gran cantidad de herramientas a las que recurren los deportistas de élite para cuidar su salud mental durante los Juegos Olímpicos de 2024. A esto se suma un séquito de profesionales de la salud que conforman una red de apoyo para estos, donde los fisioterapeutas se han convertido en una pieza clave en los procesos de recuperación y en la prevención de futuras lesiones. 

Hace pocos días, la atleta María Pérez daba las gracias a su fisioterapeuta tras ganar la medalla de plata en la prueba de marcha. "Ha sido un año difícil, me ha costado, pero lo he conseguido", indicó en declaraciones Pérez, que aseguró que parte del éxito se debe también a Miquel Àngel Cos, su fisioterapeuta y miembro de la Real Federación Española de Atletismo (RFEA). "Sin él podría haber sido operada y estar con un clavo en casa". Este miércoles la granadina se ha vuelto a subir al pódium junto a su compañero Álvaro Martín, pero esta vez con el oro en la mano y haciendo historia.

La atleta venía de unos meses de bastante dolor tras haberse fracturado el sacro por estrés. Con una pequeña lesión en la zona fue dos veces campeona del mundo el pasado verano de 2023, pero la dolencia se fue agravando y la fisioterapia evitó pasar por quirófano. Tuvo que realizar reposo, tratamiento de recuperación funcional y readaptación a la actividad física. Para poder marchar a toda velocidad tuvo que acostumbrarse al dolor, recuperar la sensibilidad en esa zona, aunque fuese una tortura. Incluso, llegó, casi, a no poder moverse. "Las fracturas de estrés son lesiones frecuentes en los deportistas de fondo y en aquellas especialidades de mucho impacto", explica a RTVE.es Miquel Àngel Cos. 

"Hay que respetar los procesos biológicos de reparación"

En los deportes de alta competición hay un denominador común que son las patologías por sobrecarga del sistema músculo-esquelético. La gran mayoría son de músculo o de tendón, pero otras pueden ser de hueso. El caso de María Pérez fue este último, ligado a muchas horas de entreno. Sin embargo, contra todo pronóstico, la atleta ha conseguido recuperarse de la lesión y llegar a los Juegos Olímpicos. "No me arrepiento de nada de lo que he hecho hasta ahora", declaró este miércoles tras llevarse el oro en la marcha mixta de relevos. La parte que no todo el mundo ha visto es ese proceso de recuperación que la granadina tuvo que realizar durante tres meses.

¿La clave? "La recuperación tiene que ser completa y, por lo tanto, hay que respetar los procesos biológicos de reparación de la lesión". Lo bueno, según comenta Miquel Àngel, es que "pudimos poner nombre y apellidos a una lesión que las primeras pruebas diagnósticas no informaban". Su programa de recuperación lo realizaró Cos junto con el fisioterapeuta granadino Ángel García y consistió en tres semanas de descanso relativo sin ningún tipo de ejercicio físico, un trabajo de magnetoterapia del hueso y ejercicios de CORE, es decir, estabilizar la zona lumbo-pélvica. Después empezó el trabajo en la cinta rodante, en la llamada R-Force, que reduce el peso corporal del deportista para aplicar cargas progresivas al hueso sin causar molestias en la extremidad lesionada. "Esto permite que su rehabilitación sea mucho más rápida", añade Cos.

"Recuperar bien una lesión de este tipo necesita entre 10 y 12 semanas. Es importante tener en cuenta eso porque la biología es muy tozuda", añade el experto, quien resalta que tan importante son las cargas de entrenamiento como los tiempos de recuperación para asimilarlas y evitar lesiones. Aunque confiesa que encontrar ese equilibrio es difícil cuando se dan lesiones cercanas a competiciones como los Juegos Olímpicos. "A veces tenemos que arriesgar, pero nuestra máxima siempre tiene que ser la salud del deportista. Otras veces tenemos que decirle que se tiene que perder una o dos competiciones si desea recuperarse y alargar su carrera deportiva".

Cos explica que si una lesión del sacro, así como el resto, no se trata adecuadamente, puede convertirse en algo crónico. Requieren un manejo cuidadoso, por lo que ignorar el tratamiento adecuado o regresar a las actividades físicas demasiado pronto puede impedir que sane correctamente, lo que puede resultar en dolor persistente y limitaciones funcionales a largo plazo. 

"Cuando eres joven piensas que eres invencible" 

Unas secuelas para toda la vida que Francisco Lorenzo, un judoka de 64 años y campeón nueve veces en España, conoce bien. En su caso, se hizo una fisura en el empeine tras doblarse el pie hacia atrás un año antes de acudir a los Juegos Olímpicos de Barcelona en 1992. Desde pequeño, este campeón se sintió fascinado por el judo, impresionado por cómo los más pequeños podían derribar a los más grandes con facilidad. A los 10 años comenzó a practicarlo en un gimnasio cercano a su casa y, a los 16, participó en su primer campeonato de España en juvenil, quedando segundo. 

Su sueño se hizo realidad en las Olimpiadas de 1992, donde experimentó tanto la grandeza del deporte de élite como la presión. "Cada vez que recuerdo el desfile, salir al estadio enfrente de tanta gente, se me pone la piel de gallina", relata a RTVE.es. 

Si bien había sufrido ya algún esguince y una operación de la rodilla por bursitis, su lesión más importante llegó un año antes. "Por seguir compitiendo y entrenando no me lo curé bien, y ahora me está pasando factura con una artrosis", añade. Este deportista de élite, que aún compite en la categoría de veteranos, comenta que la mayoría de los profesionales de la salud disponibles ahora en los Juegos Olímpicos no existían cuando él participó. "No había nutricionistas y tenías que idear tu propio plan de alimentación", señala, recordando cómo en su época no se le daba tanta importancia a estos aspectos.

Ahora, Francisco asiste a un fisioterapeuta privado para tratar lesiones actuales y hacer un mantenimiento de las antiguas, que le producen un dolor articular en la zona cervical. Sin embargo, el deportista explica que tarde o temprano tendrá que pasar por el quirófano. Mientras, trata de enviar un mensaje sobre la importancia de cuidar el cuerpo y la mente a las generaciones más jóvenes. "Cuando eres joven te sientes invencible porque no ves las secuelas hasta que te vuelves mayor". 

La red de confianza es fundamental 

Rubén Hernández es el fisioterapeuta del judoka desde hace casi ya 16 años. "Un deportista se pone en nuestras manos y deposita toda su confianza, sus temores y sus miedos en nosotros, en nuestros conocimientos y en el tratamiento", afirma a RTVE.es. Transmitir esa confianza es fundamental para este experto, que explica que el desconocimiento genera mucho más miedo y ansiedad. "Hay que hacer una explicación anatómica, sobre los tratamientos y cuáles van a ser los pasos, además de que haya una comunicación sobre lo que va sintiendo". 

Hernández siempre recuerda sus visitas al médico de pequeño con cierta sensación agridulce. "Iba enfermo, me inyectaban algo y no me daban más explicación [...] ahora pongo hincapié en eso". El objetivo, según comenta, es construir una relación de confianza con el deportista que luego se pueda reflejar en su autoestima y seguridad. 

El experto recalca que el miedo puede hacer que un deportista se vuelva a lesionar. "No se vuelve a lesionar porque esté mal, sino porque ese miedo le ha generado mucha más tensión en la articulación".

En este sentido, ambos expertos con los que ha hablado RTVE.es coinciden en que apoyarse en el resto de profesionales de la salud también es la clave, como es el caso de los psicólogos. "Si no tienes seguridad, tu musculatura y tu cuerpo tampoco la van a tener y esos miedos pueden hacer que te vuelvas a sobrecargar", añade Hernández. 

"Tuvo paciencia y una red de confianza que le permitió salir hacia delante afortunadamente", relata Miquel Àngel Cos refiriéndose al caso de María Pérez, "ella estaba también muy motivada".