Los agricultores, dispuestos a adaptar sus explotaciones al cambio climático, aunque reclaman ayudas

Agricultor cosechando en el campo - UNIÓN DE UNIONES

El proyecto ha sido coordinado por Mª. del Mar Delgado Serrano y Macario Rodríguez Entrena, del Dpto. de Economía Agraria de la ETSIAM de la Universidad de Córdoba. 

 

 

Los resultados del proyecto CLIMA-AGRI han sido presentados a la consejera de Agricultura y a un nutrido grupo de representantes de la Administración Agraria Andaluza, junto con la Junta Directiva de ANSEMAC, la Asociación Andaluza de Mujeres Empresarias del Sector del Medio Ambiente en la sede de la Consejería en Sevilla. 

 

El proyecto ha realizado un análisis global de la percepción del cambio climático en el sector agrario andaluz, y otro específico para cada uno de los cultivos más representativos del mismo: ganadería, olivar, frutas y hortalizas al aire libre (FF y HH), cultivos en invernadero, cultivos COPs (cereales, oleaginosas y proteaginosas), viñedo y arroz. 

 

La necesidad de este proyecto viene avalada por la importancia del sector agrario en la economía y la generación de empleo de nuestra región y porque la situación geográfica de Andalucía hace que sea especialmente vulnerable a los, cada vez más evidentes, cambios en el clima. 

El cambio climático supone para la agricultura dos retos principales: la mitigación y la adaptación. La agricultura y el sector forestal son primordiales en la mitigación del cambio climático, ya que son los dos únicos sectores de la actividad económica capaces de absorber gases de efecto invernadero. Pero, la adaptación, especialmente en Andalucía, también juega un papel muy importante. 

 

La literatura científica afirma que la mayor parte de las acciones de adaptación frente al cambio climático dependerán de la capacidad autónoma adaptativa de los agentes, independientemente de las acciones que puedan poner en marcha los gobiernos. De ahí la importancia de conocer la percepción de los agricultores y su disponibilidad a realizar acciones de adaptación que garanticen el futuro del sector en nuestra región.

 

PRINCIPALES RESULTADOS

Un total de 1.129 cuestionarios fueron respondidos y 1.010 han sido válidos, lo que hace que sea una de las mayores muestras existentes a nivel mundial.

 

Los principales resultados son los siguientes: 

  • La creencia en el cambio climático es muy alta (7,9/10 puntos), pero los agricultores consideran que tienen una corresponsabilidad limitada sobre el mismo (5/10 puntos). Creen que es el modelo de consumo actual el principal responsable. 

  • 7 de cada 10 agricultores (72%) han percibido eventos climáticos extremos 

  • 8 de cada 10 agricultores (78%) creen que estos episodios serán más frecuentes en el futuro 

  • 1 de cada 10 agricultores (12%) perciben efectos positivos (menores heladas, temporadas de cultivo más largas...) 

  • Los agricultores andaluces tienen altos valores sociales y medioambientales (8,2/10 puntos) y están dispuestos a hacer cambios en sus prácticas agrarias, pero creen que los ciudadanos deben cambiar su comportamiento. 

 

Con respecto a los riesgos asociados al cambio climático: 

  •  7 de cada 10 agricultores (74%) piensan que sus efectos y riesgos ya se están notando 

  •  6 de cada 10 agricultores (63%) creen que sus efectos se están notando en Andalucía 

  •  9 de cada 10 agricultores (85%) afirman que perderán al menos un 20% de sus ingresos debido al cambio climático 

  • 6 de cada 10 agricultores (56%) estiman que el rendimiento de sus explotaciones se reducirá entre un 20 y un 50% 

  • 9 de cada 10 agricultores (90,5%) confían en los científicos como fuente de información sobre el cambio climático, pero solo 2 de cada 10 agricultores (22,3%) confían en los gobiernos. 

 

Los agricultores están dispuestos a poner en marcha estrategias de adaptación, pero las perciben como muy costosas y reclaman iniciativas y políticas que les ayuden a ponerlas en marcha: 

  • Los cambios más aceptados son cambios en el manejo del suelo, el abonado y fitosanitarios, mayor eficiencia en el consumo de agua, y apoyo a medidas agroambientales. Los menos aceptados son cambiar de cultivo o ganado y suscribir seguros. 

  •  Las principales barreras que perciben para la adaptación son la incertidumbre sobre el cambio climático; la incertidumbre sobre la evolución de los precios y de las ayudas de la PAC y la falta de información sobre las tecnologías para adaptarse 

  • Finalmente, las mujeres que han contestado la encuesta manifiestan una mayor percepción del riesgo y una mayor disponibilidad a adaptarse. 

  • Las explotaciones que más probablemente realizarán adaptaciones son las de mayor tamaño y renta; con asalariados fijos; que cuentan con relevo generacional y cuyos titulares tienen mayor formación agraria. 

  • Otras variables determinantes en la disponibilidad al cambio son la creencia en el cambio climático; el haber experimentado ya sus efectos negativos; el tener altos valores sociales y ambientales; el tener acceso a tecnología y riego y ser más proclive a la innovación. 

 

Las recomendaciones de políticas que derivan de la investigación son las siguientes: 

  • Conocer la opinión del sector y realizar análisis de percepción antes de poner en marcha políticas, para alinear lo que se propone con lo que el sector agrario está dispuesto a hacer. 

  • Tener en cuenta la diversidad de sistemas agrarios y cultivos en Andalucía, y proponer medidas que se adapten a los diferentes contextos y no medidas indiferenciadas para todo el sector 

  • Poner en marcha estrategias de información sobre el cambio climático y de difusión de las tecnologías que pueden ayudar a la adaptación y a la mitigación. 

  • A la hora de poner en marcha cambios, identificar a personas con actividad agraria con mayor capacidad de innovación e involucrarlos en estos cambios. Los resultados muestran que el efecto difusión a través de lo que hacen las explotaciones agrarias vecinas es muy importante. 

  • El amplio uso de los teléfonos móviles por los agricultores hace que las redes sociales, o las App de cooperativas, SAT, Asociaciones, etc. puedan ser un buen medio de difusión de acciones o información.