La salud es uno de los tres pilares fundamentales en la vida de una persona, sin embargo no se suele tener en cuenta la salud financiera. Puede sonar que es más típico de las empresas, pero se puede extrapolar hasta la economía familiar y facilitar las cuestiones financieras a largo plazo. Debemos conocer en qué gastamos el dinero, cómo lo invertimos y si fijamos ciertos límites, podremos estar tranquilos si aparece algún imprevisto.
La salud financiera se entiende como un estado en el que la persona puede cumplir sus obligaciones financieras perfectamente y poder tener una tranquilidad en cuanto al futuro se refiere. Además, te ayuda a alcanzar propósitos de ahorro o inversiones.
Es un concepto utilizado por las entidades bancarias que mide lo buen candidato que eres para recibir un préstamo o un crédito, con qué intereses y en qué cantidad.
El mejor candidato será aquel que presente solvencia y el banco se asegure que será capaz de devolverlo. Si el riesgo para la entidad de que no se devuelva es mayor, mayor serán los intereses del solicitante. Por ello, es muy importante la salud financiera ya que ante cualquier solicitud será lo primero que los bancos mirarán y te ahorrarás dinero y algún susto.
Estudian una serie de parámetros que indican si eres buen solicitante: ingresos, situación laboral, historial crediticio, patrimonio existente, posibles deudas...Su objetivo siempre será obtener una respuesta sobre cuán buen solicitante es.
Para entender la salud financiera, podemos relacionarla con algunos conceptos que ayudarán a comprenderla mejor y empezar una nueva forma de entender tus finanzas:
-
Lo primero sería la capacidad de ahorro, puedes analizar cuánto puedes ahorrar cada mes. Si eres constante y progresivo podrás ir haciendo un colchón que te ayude si viene algún momento malo.
-
Un fondo de emergencia forma parte del ahorro, se crea por si aparece algún imprevisto que pueda afectar seriamente a tu estabilidad financiera. No obstante, está relacionado con la libertad financiera, cuya función es saber cuánto podrías vivir sin ingresos y tan solo de tus ahorros.
-
El dinero destinado a la vivienda nunca debe superar el 40 por ciento de tus ingresos y el dinero relacionado con préstamos o créditos no más del 35%.
-
Cuidado con las tarjetas de crédito y los endeudamientos. Usa la tarjeta como un instrumento de financiamiento que incluye un precio por usarla, los intereses.
Para concluir, cuidar tu salud financiera puede ahorrarte muchos problemas y entender sobre finanzas e investigar un poco te ahorrará muchos malos tragos. Intenta tener tus ingresos y gastos en los límites que establezcas, ya que nunca sabes cuando vas a necesitar financiación bancaria.