miércoles. 27.11.2024

La escasez o desabastecimiento significa la falta de recursos para satisfacer una o más necesidades que pueden o no ser clave para la supervivencia. Puede producirse tanto por un aumento de la demanda como por una reducción de la oferta o porque un sector de la población acumule de sobremanera un recurso sin dejar que los demás sectores puedan acceder al mismo. Actualmente se han combinado varios de estos factores.

Juan Vázquez Rojo, investigador en la Universidad Camilo José Cela especializado en economía internacional, ha explicado en una entrevista de Maldita.es que “las situaciones de escasez y desabastecimiento que estamos viviendo tienen que ver fundamentalmente con que todavía no nos hemos recuperado de la crisis económica del coronavirus”. A su modo de verlo, “al volver a reactivar el consumo y la producción, se están provocando cuellos de botella, es decir, ralentizaciones en una de las fases de la cadena de producción, que afectan a todo el mundo”.

"También hay que tener en cuenta que en muchos países los gobiernos han lanzado planes de inversión para impulsar la recuperación. Muchos de estos incluyen proyectos de infraestructura o ayudas a la industria, potenciando aún más la demanda por ciertos bienes (especialmente en el sector de la construcción) y por lo tanto, la lucha para hacerse con ellos", apunta Isabel Valverde, analista de Relaciones Internacionales especializada en China y en geopolítica.

¿Continente o contenedor?

Hay cientos de miles de contenedores en Occidente que, debido a las restricciones ante las nuevas cepas de COVID-19 de los últimos meses, no se han devuelto al continente asiático después de traer sus mercancías y se encuentran amontonados en puertos americanos y europeos. El presidente estadounidense, Joe Biden, ha obligado a los puertos de Estados Unidos a trabajar durante 24 horas los 7 días de la semana hasta que se revierta la situación.

Vázquez Rojo explica que “los cierres de puertos provocados por los nuevos brotes de coronavirus también han agravado los retrasos y los atascos, como en los puertos chinos de Yantian en mayo y el de Ningbo en agosto, que se cerró por un único caso positivo. Los buques portacontenedores suponen un cuarto del comercio mundial en volumen y tres cuartos de su valor. Los retrasos en las entregas disminuyen la disponibilidad de contenedores, lo que encarece su precio y aumenta el del transporte”. De hecho, el precio por alquilar un contenedor de transporte de 40 pies (67,73 metros cúbicos) para transportar mercancía se ha encarecido desde los 2.530 dólares (2.171 euros) a los 7.191 dólares (6187 euros) en un año, un 231% más, de acuerdo al informe ‘World Container Index’ de la consultora Drewry.

Alejandro Molins, profesor de Logística y Transporte Internacional, cree que el final de esta situación tendrá lugar “después del año nuevo lunar chino”. En declaraciones de entrevistas hechas a Maldita.es afirma que “durante el año nuevo chino, que llega después de la campaña navideña, todo el país asiático deja de trabajar entre 15 y 20 días. Después de esto se prevé que el flujo de transporte sea menor, y que poco a poco la oferta y la demanda se ajusten hasta volver a la normalidad”.

Pequeño pero matón

Uno de los productos en alta demanda y que ahora mismo no se permite una equivalente oferta son los microchips. Semiconductor que incide directamente en la producción de videoconsolas, de electrodomésticos o de coches, cuya producción ha bajado en España un 16% entre septiembre del año pasado y este, según los datos de la Asociación Española de Fabricantes de Automóviles y Camiones (Anfac). De hecho, un informe de la consultora AlixPartners asegura que en 2021 se fabricarán en todo el mundo 7,7 millones de coches menos de lo previsto, lo que le costará a la industria 210.000 millones de euros.

La escasez de este material se debe, como señala Molins, “a la concentración de la producción de estos semiconductores en muy pocos países del mundo. Uno de ellos es Taiwán, que sufre una sequía importante y para producir un microchip hace falta mucha agua. Además, también hay escasez de energía y de tierras raras utilizadas en la fabricación. A esto se le suma que cuando se percibe que la producción de microchips baja las empresas que los utilizan demandan más, lo que hace que no haya para todas. Es un caso parecido a lo que sucedió con el papel higiénico al principio de la pandemia”.

"En el caso de los coches, además, hay que tener en cuenta que los chips que utilizan son de bajo valor añadido, más simples que los incluidos, por ejemplo, en un iPhone" destaca Isabel Valverde. "Los productores prefieren darle prioridad a otros clientes que demandan chips más caros, lo que ha llevado al cierre temporal de fábricas en todo el mundo, forzando a muchos trabajadores  a volver a sus casas".

La energía es lo último que se pierde

Por si fuera poco con los contenedores y los microchips, también existe escasez de energía. Esto, según Molins, “provoca que se estén cerrando empresas en todo el mundo”. Pero no podemos caer en pensar que se deba a la ausencia misma de energía, realmente es causado porque “los precios de la luz son tan elevados que muchas veces a las empresas no les compensa fabricar. El resultado es que también haya falta de material de construcción como cemento o aluminio, pero no porque no haya materias primas sino porque es muy caro generarlos”.

"El caso de la energía es de particular importancia, ya que esta es necesaria para la producción de cualquier producto", expresa Valverde. "Preocupa sobre todo la escasez de gas en aquellas regiones industriales que no tienen yacimientos propios (como Asia y Europa). En los mercados europeos su precio ha subido un 250% en lo que va de año y no se espera que estos se estabilicen hasta principios de 2023, lo que lastrará la recuperación económica e incrementará la inflación. Además, el petróleo también está marcando récords y la perspectiva es que siga incrementando".

Juan Vázquez Rojo destaca que “el que la crisis afecte a la energía hace que directa o indirectamente se vean afectados todos los productos que nos podamos imaginar y a prácticamente todos los países en función de las dependencias que tengan”.

De hecho, según el último informe trimestral del Banco de España, de julio de 2021, el 22% de las empresas manufactureras españolas han alegado “restricciones de oferta asociadas a la escasez de material o de equipo”. Además, el 37% de las compañías considera esta escasez “un factor limitativo de su producción”.

La escasez y el desabastecimiento de productos podría afectar a la Navidad