España rompe una barrera: el paro de larga duración cae por debajo del millón
El mercado laboral español cerró 2024 con una noticia significativa: por primera vez desde el inicio de la crisis financiera de 2008, el número de personas en paro de larga duración —aquellas que llevan más de un año buscando empleo— descendió por debajo del millón. Según la Encuesta de Población Activa (EPA) del último trimestre, 977.200 personas se encontraban en esta situación, una cifra similar a la registrada a comienzos de 2009, cuando la economía española apenas empezaba a sentir el impacto de la recesión.
El "autobús del desempleo": una metáfora para entender el fenómeno
Para explicar el comportamiento del paro de larga duración, Florentino Felgueroso, investigador en Fedea y especialista en mercado laboral, utiliza una metáfora. "Podemos pensar en el paro como un autobús al que las personas se suben al quedarse sin trabajo o al buscar su primer empleo. Las puertas de salida, sin embargo, permanecieron cerradas durante la gran crisis. Quienes llevaban más tiempo en el autobús quedaron atrapados al fondo", detalla.
Con la recuperación económica que comenzó en 2014, las puertas se abrieron nuevamente, pero los primeros en salir fueron los más jóvenes, cualificados y con menos tiempo en paro. Esto permitió reducir gradualmente el número total de pasajeros, aunque quienes llevan más tiempo en el autobús aún enfrentan grandes dificultades para salir.
El impacto del envejecimiento y la falta de cualificación
El perfil del parado de larga duración ha cambiado notablemente en los últimos años. A finales de 2024, el 58% de quienes se encontraban en esta situación tenían más de 45 años, una cifra que contrasta con el 34% registrado antes de 2008. Además, solo uno de cada cuatro cuenta con estudios universitarios, lo que pone de manifiesto el desafío de la falta de cualificación en un mercado laboral que se enfrenta a una transformación tecnológica y demográfica sin precedentes.
El envejecimiento de la población también juega un papel importante. Según Felgueroso, muchas personas mayores que han estado en paro durante largos periodos terminan abandonando el mercado laboral al alcanzar la edad de jubilación. "La mayoría de los parados de larga duración son mayores, y muchos pasan a la inactividad cuando llega el momento de retirarse", explica.
Las cifras regionales: desigualdades marcadas
El peso del paro de larga duración varía significativamente entre las comunidades autónomas. Canarias lidera este indicador, con un 45% de los desempleados llevando más de un año sin trabajo, seguida de la Comunidad Valenciana (42%), Andalucía (41%) y Asturias (41%). En el extremo opuesto se encuentran Baleares (22%), Navarra (28%) y el País Vasco (30%).
El problema se agrava al analizar los casos de paro de muy larga duración, es decir, quienes llevan más de dos años buscando empleo sin éxito. En Canarias, este grupo representa un 35% del total de desempleados, mientras que Andalucía (29%), Aragón (28%) y el País Vasco (25%) también muestran cifras preocupantes.
Un legado de la crisis económica
El paro de larga duración sigue siendo una de las heridas abiertas más difíciles de sanar tras la crisis de 2008. En el pico más alto, durante el primer trimestre de 2014, casi tres millones de personas llevaban más de un año sin trabajar, lo que representaba un dramático 55% de todos los parados en España. Aunque la proporción se ha reducido al 38% actual, esta cifra sigue siendo un lastre para la economía española, dificultando la reducción de la tasa de paro total, que aún supera el 10%.
Un círculo vicioso difícil de romper
Quienes permanecen en paro durante años enfrentan un deterioro continuo de sus habilidades y empleabilidad. "El trabajador se descapitaliza", afirman los economistas. Pierden destrezas, ritmo y conocimientos, lo que dificulta aún más su retorno al mercado laboral. Las empresas suelen descartar estos perfiles, considerándolos poco competitivos frente a otros candidatos más jóvenes o actualizados.
El horizonte del empleo en España
Aunque la recuperación económica ha abierto nuevas puertas para muchos trabajadores, el paro de larga duración sigue siendo un desafío estructural. La necesidad de políticas activas de empleo, formación continua y estrategias específicas para reintegrar a las personas más vulnerables al mercado laboral es cada vez más evidente en un país que, pese a los avances, sigue luchando por cerrar definitivamente las heridas de su pasado reciente.