domingo. 24.11.2024

Actualmente, en el entorno laboral coexisten hasta cuatro generaciones distintas: los Baby Boomers, la generación X, los millennials y la más reciente generación Z. Esta diversidad generacional supone un reto cada vez mayor para las empresas, debido a la escasez de talento joven, el aumento del uso de nuevas tecnologías, como la inteligencia artificial, y al envejecimiento poblacional. Y es que, aunque esta situación puede suponer una oportunidad para las empresas, la convivencia entre ellas requiere de una gestión cuidadosa y estratégica para maximizar su potencial y minimizar los conflictos.

 

Uno de los principales desafíos que se da en este contexto es que cada generación tiene diferentes expectativas, prioridades y estilos de comunicación. Mientras las personas de mayor edad suelen preferir interacciones cara a cara, las generaciones más jóvenes tienden a utilizar medios digitales y priorizan la inmediatez en las respuestas. Y es que, más allá de la edad, al final, es una cuestión de contexto, mientras los primeros han tenido que adaptarse a las nuevas tecnologías, los segundos son nativo-digitales. Estas diferencias pueden generar malentendidos o crear barreras en la colaboración si no se gestionan adecuadamente. Además, los enfoques laborales y las motivaciones varían: aquellos equipos más experimentados valoran la estabilidad y el compromiso a largo plazo, y un equilibrio dentro de estructuras más tradicionales, mientras que los jóvenes buscan flexibilidad, autonomía y modelos de trabajo más híbridos que les permitan mayor equilibrio entre trabajo y vida personal.  Por otro lado, los estereotipos generacionales también pueden provocar conflictos, ya que algunas personas más jóvenes podrían considerar que los mayores son reacios al cambio, mientras que los más experimentados podrían ver a las generaciones jóvenes como impacientes o inexpertas. En definitiva, conciliar estas expectativas puede resultar complejo, ya que lo que motiva a una generación no necesariamente funciona para otra.

 

No obstante, a pesar de los retos, la realidad es que la diversidad generacional ofrece grandes oportunidades. La combinación de sabiduría y experiencia con nuevas ideas y habilidades tecnológicas permite crear equipos más equilibrados y creativos. Además, implementar políticas de inclusión y cohesión generacional permite que las organizaciones ajusten sus dinámicas de trabajo, mejorando tanto el rendimiento como la satisfacción de sus equipos. 

 

"El gran desafío de las empresas hoy en día no es solo gestionar la diversidad generacional, sino también crear un entorno donde estas diferencias sean una ventaja competitiva. La clave para maximizar el potencial de esta diversidad es integrar estas fortalezas de manera que se complementen y se refuercen, generando así equipos más versátiles y capaces de adaptarse a un entorno en constante evolución y sin caer en estereotipos relacionados con la edadUna buena selección sin sesgos y basadas en cualidades, como tener una mentalidad abierta, es crucial para el éxito futuro como organizaciones"explica Amira Bueno, directora de Recursos Humanos de Cigna Healthcare España.

 

Así, los expertos de Cigna Healthcare presentan cinco claves fundamentales para que las empresas puedan crear equipos multigeneracionales con éxito:

  • Fomentar una comunicación común. Cada generación tiene estilos de comunicación diferentes y, por ello, es importante adaptar los canales de comunicación para que todos se sientan incluidos. En este sentido, es fundamental promover un entorno en el que se respeten estas diferencias y se facilite el diálogo abierto. Para ello, se puede combinar herramientas tecnológicas con reuniones presenciales o llamadas telefónicas. De esta forma, se facilita el diálogo abierto y ayuda a construir relaciones intergeneracionales sólidas, respetando las preferencias de comunicación de cada grupo.

 

  • Sacar partido a las fortalezas. En lugar de enfocarse en lo que separa a las generaciones, es importante reconocer cómo sus fortalezas pueden complementarse y huir de estereotipos. Los empleados mayores pueden aportar estabilidad, experiencia y una visión a largo plazo, mientras que las generaciones más jóvenes contribuyen con nuevas perspectivas, habilidades tecnológicas y una gran capacidad para asumir riesgos y de adaptación al cambio. Otras cualidades, como la creatividad o la proactividad, dependen de cada persona, más allá de su edad. Reconocer y aprovechar estos puntos fuertes no solo mejora la colaboración entre generaciones, sino que también optimiza el rendimiento global al utilizar de manera efectiva el potencial de cada empleado.

 

  • Implementar la mentoría inversa. En estos programas, los empleados más jóvenes pueden compartir conocimientos sobre nuevas tendencias y tecnologías, y enfoques de trabajo ágiles, mientras que los empleados sénior aportan sabiduría y experiencia en la toma de decisiones estratégicas. Al fomentar un intercambio de conocimientos bidireccional, las empresas crean un ambiente de aprendizaje continuo que beneficia tanto a empleados sénior como a los más jóvenes. 

 

  • Crear equipos multigeneracionales. Es fundamental que las empresas trabajen para que sus equipos estén formados por trabajadores de las cuatro generaciones. Este enfoque no solo garantiza la integración de diversas perspectivas y habilidades, sino que al establecer esta diversidad dentro de los equipos, las empresas pueden abordar problemas desde múltiples ángulos, encontrar soluciones más creativas y mejorar su capacidad para adaptarse a un mercado en constante cambio. Esto es aplicable a todo tipo de diversidad, siendo lo fundamental que se compartan los valores corporativos.

 

  • Adaptar la gestión del talento. Las expectativas laborales varían significativamente de una generación a otra. Para gestionar estas diferencias, las empresas deben personalizar las políticas de talento, ofreciendo beneficios flexibles, como horarios adaptados, opciones de trabajo remoto o desarrollo profesional, enfocados en áreas de interés específicas para cada generación. También es clave implementar planes de carrera individualizados que reflejen las metas de cada empleado, maximizando la satisfacción y el rendimiento.

 

El reto de integrar talento sénior y joven en las empresas