Cuatro científicos del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) han recibido financiación del Consejo Europeo de Investigación (ERC) para fortalecer sus equipos de investigación en la última convocatoria del programa Consolidator.
Estas ayudas, que comprenden una media de unos dos millones de euros para un periodo de cinco años, supondrán un impulso a los proyectos de estos científicos sobre energía, superbacterias, el ciclo profundo del oxígeno terrestre y comunidades microbianas, según ha informado el CSIC.
Las Consolidator Grants están destinadas a investigadores con entre siete y doce años de experiencia desde la consecución del doctorado que quieran consolidar su grupo de investigación. La financiación de la convocatoria de 2022 ha sido otorgada a 321 investigadores de 21 países para impulsar proyectos que cubren todas las disciplinas científicas.
"La iniciativa sugiere combinar enfriadores por radiación infrarroja y generadores termoeléctricos, una innovación que podría ser utilizada en zonas remotas completamente desconectadas e independientemente de las distintas condiciones ambientales", ha indicado Cristina Vicente, del Instituto de Micro y Nanotecnología (IMN-CSIC), que dirige el proyecto Cooled, que propone desarrollar una tecnología innovadora sin el uso de baterías que sea capaz de dar potencia eléctrica a los dispositivos del internet de las cosas (los sistemas de dispositivos físicos que reciben y transfieren datos a través de redes inalámbricas sin intervención humana).
Por su parte, los tratamientos desarrollados en Plas-fighter, un proyecto liderado por Álvaro San Millán, del Centro Nacional de Biotecnología (CNB-CSIC), serán capaces de eliminar las bacterias portadoras de plásmidos (moléculas de ADN extracromosómico) de resistencia a los antibióticos.
Una de las principales ventajas de esta aproximación es que estos tratamientos serán altamente específicos, siendo capaces de eliminar exclusivamente a las bacterias resistentes, pero sin afectar al resto de miembros de la comunidad microbiana. "Esto es relevante dado que la disbiosis, es decir, la alteración de la composición de las comunidades microbianas, como las de nuestro tracto intestinal, se asocia con gran frecuencia a problemas secundarios de salud", ha destacado el investigador del CSIC.
Por otro lado, el objetivo del proyecto OZ, liderado por José Alberto Padrón Navarta, del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra (IACT-CSIC-UGR), es determinar el alcance del reciclaje de oxígeno a más de cien kilómetros de profundidad, su relación con el ciclo del agua y el estado de oxidación de los magmas primitivos de arco.
"Ahora sabemos que los intercambios entre las capas más superficiales y el manto de la Tierra no sólo involucran grandes cantidades de agua, sino también de oxígeno, a través de reacciones de oxidación-reducción (redox) que involucran principalmente minerales con hierro y azufre y que tienen lugar a grandes profundidades en las zonas de subducción", ha indicado el investigador del CSIC, cuyo proyecto aportará nuevos datos que permitirán cuantificar los intercambios de elementos multivalentes que tienen lugar en el manto terrestre.
Además, Álvaro Sánchez, del CNB-CSIC, lidera el proyecto Ecoprospector, cuyo objetivo es aprender cómo identificar qué comunidades microbianas se deben formar si se quieren optimizar los servicios que prestan.
"Para ello, desarrollaremos modelos predictivos que nos permitirán decidir qué microorganismos deberíamos añadir a una comunidad para optimizar su funcionamiento. Esto es crítico si queremos hacer que la biotecnología microbiana sea competitiva y pueda representar una alternativa al uso de petroquímicos y otros recursos no renovables", ha detallado Sánchez.