La agricultura regenerativa puede mitigar posibles futuras inundaciones
España ha sufrido las peores inundaciones domésticas de su historia moderna y las peores inundaciones de Europa desde 2021. Dejando unas cifras provisionales de más de 200 muertos, los meteorólogos afirman que en el transcurso de 8 horas cayó el equivalente a un año de lluvia en algunas partes de Valencia. Junto con las víctimas mortales, se han anegado las tierras agrícolas españolas, que son responsables de dos tercios de los cítricos cultivados en España.
Se esperan fuertes lluvias en España en otoño. Sin embargo, esta "DANA", el acrónimo español de Depresión Aislada de Gran Altitud, creó una de las tormentas más intensas del último siglo. Además de un catastrófico costo humano y daños a la infraestructura, el sector agrícola ha sufrido pérdidas incalculables.
Más hacia el interior, también las inundaciones repentinas han arrancado miles de viñas y otros cultivos que acababan de pasar por uno de los años más secos registrados. Tanto las sequías como las inundaciones son simbióticas: cuando los suelos se degradan, no pueden retener agua, por lo que son más susceptibles a la sequía. Del mismo modo, la incapacidad de los suelos degradados para absorber agua significa que tampoco pueden actuar como amortiguadores durante situaciones de inundaciones extremas.
En Almería, el gobierno andaluz ha estimado que la tormenta ha dañado más de 4.200 ha de tierra agrícola.
El suelo sano actúa como una esponja natural, absorbiendo y almacenando el exceso de lluvia, evitando la escorrentía superficial y las inundaciones posteriores. Sin embargo, los procesos agrícolas intensos, que promueven el uso excesivo de insumos químicos y maquinaria, dan como resultado un aumento de la densidad del suelo y una pérdida de materia orgánica y biodiversidad. Esto aumenta la compactación del suelo, reduciendo y comprometiendo su capacidad de absorción para gestionar eficazmente el agua, lo que aumenta las probabilidades de inundaciones.
"Aumentar la materia orgánica del suelo, consiste en reincorporar residuos vegetales o animales para favorecer la vida microbiana. El nivel mínimo ideal de materia orgánica del suelo es de un 3 a un 6%, según las condiciones locales. En última instancia, este objetivo sólo puede conseguirse eficazmente a escala global si tenemos políticas de apoyo económico que incentiven a los agricultores para que realicen la transición a una agricultura regenerativa".- Praveena Shridar
Según la Convención de las Naciones Unidas de Lucha contra la Desertificación, el 75% del territorio español lucha contra condiciones climáticas que podrían conducir a la desertificación, lo que significa que es la nación más vulnerable de Europa. Según el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), la degradación del suelo se ha triplicado en los últimos 10 años. Esto crea un enorme problema para una nación cuyo sector agrícola representa exportaciones anuales de unos 60 mil millones de euros.
A menudo, la falta de concienciación entre la población en general, impide un apoyo suficiente a las políticas gubernamentales favorables al suelo. El Dr. Muralee Thummarukudy, Director de la oficina de coordinación de la Iniciativa Global de Tierras del G20, CNULD, ha destacado una brecha en la "alfabetización del suelo" entre la ciudadanía en general, afirmando: "Los expertos siempre supieron acerca de la importancia de la materia orgánica del suelo, por lo que el problema no es la falta de conciencia. Sin embargo, no siempre existe esta comprensión en todos los sectores de la sociedad".
Antes de la COP 29, Save Soil hace un llamamiento a la comunidad internacional para que proporcione a los agricultores suficiente financiación climática para que puedan hacer la transición a prácticas agroecológicas regenerativas (como cultivos de cobertura, pastoreo rotativo y labranza reducida) que garantizarán una mayor salud del suelo y aumentarán su materia orgánica.