Publicado en 'New Phytologist', ha evaluado más de 125 estudios (de los cuales más de 90 evaluaban árboles de distintas alturas), la mayoría en bosques templados debido a la falta de datos en otros tipos de ecosistemas, y más de 25 rasgos estructurales y funcionales, ha informado la UAB en un comunicado de este lunes.
Según la investigación, los árboles más altos van haciendo reajustes estructurales y funcionales que "minimizan la formación de embolias en su sistema circulatorio y el riesgo de muerte por inanición", que son las dos complicaciones más usuales que viven los árboles en períodos de sequía.
La evidencia científica demuestra que con la altura los árboles van mejorando su eficiencia en el uso del agua: "Cuando hay sequía son más ágiles a la hora de movilizar agua desde las reservas del tronco hasta el sistema circulatorio (conocido como xilema)", apuntan los investigadores.
Asimismo, a mayor altura el tronco fabrica más tejido dedicado a almacenar agua y guarda más reservas de alimento, y desarrolla unas raíces más profundas y capaces de extraer agua de las partes más profundas del suelo.
Estas adaptaciones son "claves" para soportar la falta de agua y potencialmente los hacen más resistentes a los episodios de sequía que los árboles más bajos.