Una menor de 12 años se encontraba tendida en la acera, muy cerca de la carretera por la cual pasan un gran número de vehículos a alta velocidad. En aquel momento, pasó un agente de la Policía Nacional que acababa de termina su servicio y que se dirigía a casa. Decidió detenerse y hablar con la joven para ver que sucedía.
Tras varios minutos de charla, consiguió ganarse la confianza de la menor y que le contase sus intenciones. Ella le confesó que quería lanzarse a los coches en marcha y que sufría depresión desde hacía varios meses y que tenía problemas con su familia.
El agente convenció a la joven para ser trasladada a un centro de salud y, posteriormente, a su domicilio. En todo momento estuvo acompañada por este agente de policía y no se separó de ella hasta que estuvo con sus tutores legales.
El hecho sucedió en Benidorm, Alicante.