El extremismo violento podría definirse como el apoyo a la violencia para alcanzar objetivos políticos, ideológicos o sociales. Bajo el paraguas de este tipo de posturas, los actos violentos se consideran como un medio legítimo para imponer un modo de vida en el que no cabe la diversidad. Pero, ¿qué subyace realmente a este tipo de comportamientos? ¿Qué empuja a una determinada persona a mantener estas conductas en los que la violencia política es una opción deseable?
Un equipo de investigación de la Universidad de Córdoba (UCO) y del Marbella Internacional University Center se ha hecho esta misma pregunta y, en un estudio publicado en la revista científica Journal of Interpersonal Violence, ha analizado algunos de los factores que intervienen en este proceso de radicalización. Según las principales conclusiones del trabajo, hay dos elementos que podrían fomentar el extremismo y que, por tanto, pueden considerarse como factores de riesgo: la alienación social y lo que en la bibliografía científica se conoce como pasión obsesiva. Cuanto más intensos son estos dos sentimientos, "mayor es el apoyo a la violencia política", destaca la investigación.
Si bien la alienación social puede entenderse como un sentimiento de desapego y de desconexión hacia la sociedad, la pasión obsesiva implica una tendencia hacia una determinada actividad en la que, en cierta manera, se pierde el autocontrol. "Existe una pasión armoniosa que es positiva y nos empuja a realizar acciones gratificantes, pero también otra relacionada con indicadores negativos de salud mental y ajuste psicosocial", explica el investigador Manuel Moyano, uno de los investigadores del Departamento de Psicología de la UCO que ha participado en el estudio. Precisamente, es este último sentimiento el que, a tenor de los resultados del estudio, provoca que los individuos sean más propensos a responder de forma violenta ante lo que consideran ataques a su identidad.
Para llegar a esta conclusión, el equipo ha encuestado a más de un millar y medio de personas de distinta edad, procedencia, formación y situación laboral a través de dos estudios complementarios. En el primero de ellos se evaluó el concepto de religión como causa de una pasión obsesiva, mientras que en un segundo estudio, realizado con una muestra diferente, se analizó otra de las causas que pueden convertir a ciertas personas en seres "obsesivamente apasionados": la familia. No obstante, tal y como señala el trabajo, son muchas las causas que pueden dar rienda suelta a esta pasión descontrolada y que deberían ser tenidas en cuenta en futuros trabajos.
En ambos estudios se ha podido confirmar la misma hipótesis. El sentimiento de alienación social, es decir, de desvinculación con la sociedad, puede desencadenar en comportamientos extremistas y apoyo a la violencia política, especialmente en "personas que desarrollan una pasión obsesiva por una determinada causa o ideología", concluye la investigación.
Entender cómo se relacionan estos factores, explica el profesor Moyano, puede ser clave para conocer mejor los mecanismos que llevan al extremismo violento y, sobre todo, para desarrollar nuevas estrategias enfocadas a prevenir la violencia política, un objetivo prioritario en una época como la actual, en la que nuevos conflictos bélicos están reconfigurando las relaciones internacionales y en la que diversos estudios han advertido del aumento de la polarización social. En este contexto, comprender las causas sociales y psicológicas del proceso de radicalización violenta es crucial para poder desarrollar acciones proactivas de prevención y afrontamiento.