“Es nuestro hijo, un hijo grande al que habían abandonado y sobrevivía con zapatos rotos. Huérfano de cariño, de atención y de calor humano”, así han sido las palabras de David Nahmias, dueño del hotel más pequeño del mundo en El Hierro tras comunicar que finalmente no cerraría el local.
Aun así, ha querido denunciar la dejadez y pasividad por parte de las instituciones. “Ellos valorarán si les interesa arreglar el muelle de Punta Grande, otro Bien de Interés Cultural”, manifestaba el dueño.
A pesar de la dedicación del hostelero por mantener a flote su negocio de tres habitaciones, la dejadez por parte de las instituciones junto con los numerosos ataques de vandalismo que ha ido soportando el hotel, culminó en la decisión de cerrar finalmente el local.
Ellos sí han alzado la voz, de todas las islas, y muchos habéis llegado y nos habéis rogado y animado a mantenerlo abierto. Muchos venís cada año y os quedáis con nosotros, sois familia, amigos”, agradecía a sus vecinos canarios al mismo tiempo que pide que las instituciones muestren intenciones de arreglar el muelle de Punta Grande, su otro Bien de Interés Cultural que tiene El Hierro y pueda continuar con su pequeño negocio que tanto amor ha conseguido.