286 pacientes participaron en uno de los estudios más amplios hasta el momento, con una duración de 12 semanas, dirigido por Maria Aberg, profesora asociada de la Academia Sahlgrenska de la Universidad de Gotemburgo, especialista en medicina general de la organización de atención primaria de la región de Västra Götaland. De los voluntarios, la mitad de los pacientes había vivido con ansiedad durante al menos 10 años, siendo el 70% mujeres.
Los participantes se dividieron en dos grupos: un grupo recibió sesiones de ejercicio en grupo moderado o extenuante y explicaron que sus síntomas de ansiedad se aliviaron significativamente independientemente de su condición, mientras que el otro grupo solo recibió consejos sobre la actividad física según las recomendaciones de salud pública.
Ambos grupos de tratamiento realizaron sesiones de entrenamiento de 60 minutos tres veces por semana, bajo la dirección de un fisioterapeuta. Las sesiones incluían tanto entrenamiento cardiovascular como de fuerza.Los miembros del grupo que se ejercitaron a un nivel moderado debían alcanzar alrededor del 60 % de su frecuencia cardíaca máxima, un grado de esfuerzo calificado como ligero o moderado, el grupo que entrenaba de forma más intensa deba de alcanzar el 75% de la frecuencia cardíaca máxima, y este grado de esfuerzo se percibía como alto. Los niveles se validaban según una escala de clasificación establecida para el esfuerzo físico percibido (la escala de Borg), y se confirmaban con monitores de frecuencia cardíaca.
La mayoría de los participantes tras doce semanas pasaron de un nivel inicial de ansiedad moderado a alto a un nivel de ansiedad bajo. En el caso de los que se ejercitaron a una intensidad relativamente baja, la probabilidad de mejora en cuanto a los síntomas de ansiedad se multiplicó por 3,62. El factor correspondiente para los que se ejercitaron a mayor intensidad fue de 4,88.
Hasta el momento se carecía de una visión clara sobre cómo afecta el ejercicio a las personas con ansiedad, aunque estudios anteriores sobre la relación entre la depresión y el ejercicio físico ya habían demostrado que los participantes tuvieron una clara mejoría al realizarlo.
"Hubo una tendencia significativa a la intensidad de la mejora, es decir, cuanto más intensamente hacían ejercicio, más mejoraban sus síntomas de ansiedad". "Los médicos de atención primaria necesitan tratamientos individualizados, con pocos efectos secundarios y fáciles de prescribir. El modelo de 12 semanas de entrenamiento físico, independientemente de su intensidad, representa un tratamiento eficaz que debería estar disponible en la atención primaria más a menudo para las personas con problemas de ansiedad", explican los científicos.