Este ha sido el veredicto dos años después de la detención a Jennifer W., que ha sido condenada con esta pena por asesinato por omisión y abuso a menores. La culpable, que fue miembro del Estado Islámico, pudo ver como su marido, que está siendo juzgado en Frankfurt, maltrataba diariamente a la niña y a su madre, llegando a encadenarlas al sol cuando hacía más de 45 grados en la calle.
Tal y como relata el diario alemán "Der Spiegel", estos hechos sucedieron a lo largo del año 2018, cuando Jennifer y su marido vivían en Irak bajo las órdenes del ISIS. La propia Jennifer huyó de Irak para evitar represalias, pero fue interceptada mediante una trampa por autoridades de INTERPOL mientras intentaba huir a Siria desde Alemania. Tras estos dos años de juicio, la condena no solo sienta un precedente muy importante (ya que la niña era de etnia yazidí, un grupo duramente reprimido por el ISIS), sino que además es la primera condena a un miembro del ISIS en Alemania.
La ya declarada culpable de tan terrible suceso ya vivía en Irak a partir de 2014, cuando entró a formar parte de la estructura del ISIS por motivaciones ideológicas. Su matrimonio con un miembro de la organización no fue ningún tipo de tapadera, y su gran devoción la llevó incluso a formar parte de la "policía moral" del grupo terrorista, encargándose de patrullar las calles de Falaya o Mosul comprobando que todas las mujeres seguían los códigos de vestimenta impuestos por el grupo terrorista.