Un grupo de 10 mujeres enfermeras cuidan 21 bebés de vientres de alquiler en un sótano de Kiev, por la guerra en Ucrania.
Oksana coge a un bebé que llora con su brazo izquierdo mientras mueve el carrito de otro. "Tenemos que cuidar de ellos ¿Quién lo hará si no? Son criaturas indefensas, no podemos dejarlos", explica al mismo tiempo que cambia un pañal.
Unos metros más allá está una compañera lavando y preparando biberones. "Hacemos siestas cortas para aguantar. Está siendo muy duro", cuenta la enfermera Antonina. Ucrania es un enclave internacional de gestación subrogada al que acuden, cada año, miles de padres que no pueden tener hijos por distintas causas.
Más de 100 parejas españolas esperan
Al sótano solo han llegado dos parejas, una procedente de Alemania y otra de Argentina. Del resto todavía no se sabe nada, ya que la guerra imposibilita su viaje. A quienes ya tienen a los hijos, por los que pagaron, todavía les queda el reto de salir del país en medio de las explosiones.
"Tengo conocimiento directo de dos niños nacidos que están allí intentando documentarse para poder volver a casa", expresa la abogada Ana Miramontes.