viernes. 22.11.2024

Alejandro Restelli, miembro de la Comisión Directiva de la Federación Argentina de Salvamento Acuático, ha intervenido hoy en el Congreso Internacional de Prevención de Ahogamientos (CIPREA): “No sé qué otra profesión puede deparar tantas emociones como la de guardavidas”, ha destacado durante su ponencia, en la que ha realizado un interesante recorrido histórico por la figura del socorrista y los logros alcanzados en Argentina para su profesionalización.

“No hay nada más lindo que salir corriendo, meterse al mar y agarrar la mano de una persona bien fuerte; entonces el guardavidas ya sabe que no se le escapa salvar a esa víctima”, expuso el ponente, que ha recordado la “pasión” que le han inculcado predecesores en la labor de salvar vidas en el país sudamericano, desde los componentes de la Cruz Roja a compañeros con los que ha trabajado.

En el repaso histórico que ha abordado Restelli en este evento organizado por la Real Federación Española de Salvamento y Socorrismo y que se celebra en Córdoba, aludió al ‘bañero’, empleado que acompañaba a bañarse a las personas de clase alta que generalmente solían contratarlo, atando a todos los miembros de la familia a una cuerda, pues no sabían nadar.

De aquellos tiempos no muy lejanos a esta parte, el salvamento ha evolucionado, pero siempre, subrayó Restelli, “la sencillez, la generosidad, la modestia y el altruismo” forman parte de los valores del guardavidas, que siente “una gran satisfacción” cuando sus acciones de salvamento son reconocidas por el público presente en las playas.

En cuanto a los avances en la materia en su país, Restelli ha expuesto que los guardavidas reciben formación durante un año completo y que en esta labor prima la variedad lectiva de los cursos, adaptados a las características diversas que presentan las aguas de un país muy extenso, desde la poca transparencia en el Paraná o en La Plata a las frías temperaturas en Mendoza, por ejemplo.

Hace dos meses se ha promulgado la Ley Nacional de Guardavidas en Argentina, que contempla períodos estables de un mínimo de 120 días al año de trabajo para los socorristas, integrarlos en la seguridad social y jubilación si acumulan 100 meses de actividad, el equivalente a 25 temporadas, todo lo que explicó como consecuencia de que para la población argentina “la figura del guardavidas es muy importante”.

El CIPREA ha sido escenario también de una ponencia llevada a cabo por Javier Cabiedas, brigada de la Unidad Militar de Emergencias (UME), que ha recordado emocionado alguna experiencia reciente como el trabajo de los militares de la UME en el Palacio de Hielo en los momentos más críticos de la pandemia.

Cabiedas ha destacado en el marco del CIPREA que la Unidad Militar de Emergencias, creada en 2005 como tal y que cuenta con diversas secciones especializadas, surgió como respuesta a situaciones de emergencias ante las que hubo de requerirse la actuación del ejército, como las nevadas en Burgos y el incendio que costó la vida a once bomberos en Guadalajara.

En este tiempo, la UME ha trabajado guiada por los valores de “la eficacia y el espíritu de sacrificio”, siendo requerida sus actuaciones en distintos países del mundo.

Cabiedas explicó que la Unidad Militar de Emergencias se encuentra preparada para “solventar situaciones extremas” de todo tipo, meteorológicas o de necesidad sanitaria, entre otras.

Todo ello se ha reforzado con la integración de personal de la UME en la formación en emergencias que la Policía Nacional  imparte a sus agentes. Tras evocar el caso de los policías fallecidos en 2012 en Galicia por tratar de salvar a un joven en el mar, Cabiedas ha abogado por una preparación que incluya los aspectos “físicos, técnicos y psicológicos” y por reforzar la autoprotección de los profesionales de emergencias.

Por último, expuso que aún falta concienciación en la ciudadanía, que incurre en acciones peligrosas como bañarse en ríos revueltos, acompañar a niños sin formación en salvamento o practicar piragüismo en pantanos que cambian peligrosamente de nivel, entre otras, de forma que aseveró que “hemos de concienciar de que el agua es un medio hostil”.

Por su parte, el técnico municipal responsable del servicio de Protección Civil de Puente Genil, Rafael Gálvez, hizo hincapié en que la población generalmente “no sabe cómo actuar” en situaciones de emergencia, lo cual ha provocado pérdidas de vida totalmente evitables en numerosas ocasiones.

El técnico en prevención, que abogó por establecer limitaciones de aforo en las playas para evitar masificaciones que repercuten en menor índice de seguridad y por tanto mayor peligro de incidencias por ahogamientos, departió con los presentes en el CIPREA sobre la gran cantidad de catástrofes y peligros más y menos evidentes a los que estamos expuestos, como incendios ante los que se cometen fallos en planes de evacuación, pozos en zonas rurales que han ocasionado muertes de niños y que son poco visibles, o situaciones recientes como la pandemia y la erupción volcánica de La Palma que requieren una intensa coordinación de los servicios de emergencias

Gálvez incidió en la importancia de difundir las distintas actuaciones en materia de protección: “La difusión de la información representa, como mínimo, el 50 por ciento de la eficacia” en las actuaciones de emergencias, subrayó, de manera que trasladó a los socorristas la importancia de transmitir a los usuarios de las playas sus conocimientos sobre las zonas de riesgo en el medio acuático y acerca del entorno costero: “Bajo mi criterio, los socorristas son servidores públicos, responsables de las personas” que utilicen el medio acuático y “sus referentes”.

En este sentido, expuso las ventajas de la aplicación SOS, código QR que permite la detección de una emergencia y posterior actuación planificada de los distintos profesionales, que “somos el reflejo, el espejo de la seguridad de los ciudadanos”.

Por último, reivindicó la extensión de este tipo de aplicaciones a todos los centros públicos, de transporte y hoteleros con el objetivo de que la ciudadanía conozca los planes de autoprotección correspondientes.

Se celebra el Congreso Internacional de Prevención de Ahogamientos