Hoy, vamos a abordar la grave situación de la salud del papa Francisco, hospitalizado inicialmente por una infección respiratoria, que se ha ido complicando, por lo que -a la hora de escribir esta columna- sigue siendo crítica e incierta. Desde esta modesta columna le deseamos la más pronta y total recuperación. Y nos unimos a los mensajes de apoyo y simpatía que el pontífice Francisco está recibiendo de numerosos líderes y organizaciones progresistas y revolucionarias de todo el mundo.
Íbamos a escribir sobre los dirigentes cobardes que lideran la superpotencia estadounidense en su ocaso -mañana lo haremos-, íbamos a escribir sobre los jóvenes y los pensionistas unidos para blindar las pensiones, y también sobre inteligencia artificial y conciencia emocional, e igualmente tenemos pendiente varios problemas nacionales e internacionales que nos afectan. Pero la conciencia emocional nos urge a expresarnos.
Francisco, un papa progresista a contracorriente
Desde que accedió a la cátedra de San Pedro en marzo de 2013, el papa argentino ha imprimido a su apostolado una impronta inédita, con un fuerte carácter progresista dentro de las lógicas limitaciones del Vaticano. Y lo ha hecho enfrentándose a los poderosos sectores más reaccionarios y conservadores de la Iglesia Católica.
Francisco ha defendido la apertura hacia el colectivo LGTBI, defendiéndolos de las políticas de odio. Con encíclicas como ‘Laudato si’, no sólo ha ampliado la doctrina social de la iglesia hacia una enérgica defensa del medio ambiente, sino que ha hecho apología de una crítica radical al sistema capitalista de impronta estadounidense, a su despiadada ley del máximo beneficio que pisotea a los seres humanos y al planeta, convirtiéndolos en mercancía desechable.
Sus llamamientos a acercar la Iglesia a los empobrecidos, a las clases populares y trabajadoras, a los inmigrantes y a los refugiados, chocan con los sectores del catolicismo que nunca ha duda ni duda en ponerse de parte de los poderosos para aplastar a los débiles.
Francisco, un papa frente a las potencias agresoras
Pero además, en el actual mundo tan cambiante, convulso y turbulento, el papa Francisco se ha posicionado siempre en contra de las agresiones imperialistas -tanto contra la brutal invasión rusa de Ucrania en 2022, como contra el abyecto genocidio de Israel y Estados Unidos en Gaza en 2023-; y ha defendido un mundo abierto y multipolar, donde las naciones del Tercer Mundo y del Sur Global encuentren un camino para su propio desarrollo y prosperidad, zafándose del brutal dominio de las potencias imperialistas, encabezadas por la superpotencia estadounidense.
Por todo ello, el papa Francisco se ha ganado la simpatía y el apoyo no sólo de los cristianos de base, de aquellos que creen que -como decía Lorca- que “Cristo puede dar agua todavía”, de los que católicos que luchan en el barro de la pobreza, mano a mano con los movimientos sociales, por crear alternativas al servicio del pueblo. También se la ha ganado de millones de personas de izquierdas, no creyentes, agnósticas o ateas.
Por una Iglesia que siga al papa Francisco
En el panorama que vivimos -incierto y tenebroso- donde la paz mundial está amenazada por los imperativos imperialistas, donde las libertades y la democracia están en peligro por las ultrarreaccionarios planes que emanan de Washington, necesitamos a una Iglesia como la que Francisco representa y lidera.
Por eso, muy humildemente, desde esta columna, un militante de Unificación Comunista de España desea de corazón la pronta y cabal curación del pontífice. Recupérese, estimado Francisco.