Dimite la primera ministra de Nueva Zelanda: "No tengo suficiente energía"
La primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, ha anunciado su renuncia como jefa de Gobierno, y convoca elecciones para el próximo 14 de octubre. Asegura que no tiene "la energía" para presentarse a la reelección este año.
Ardern, de 42 años, hizo el anuncio durante una reunión del Partido Laborista y aseguró con voz trémula: "No tengo suficiente energía para seguir con el trabajo. Es el momento".
En una rueda de prensa, ha detallado que estará en el puesto hasta el próximo 7 de febrero, cuando los laboristas encuentren una nueva persona para ocupar el cargo de primer ministro, ha informado NZ Herald.
"Tener un papel tan privilegiado conlleva una responsabilidad, incluida la responsabilidad de saber cuándo eres la persona adecuada para liderar y también cuándo no", ha justificado, detallando que era una decisión que venía reflexionando desde verano.
"He dado todo de mí para ser primera ministra, pero también me ha costado mucho. No puedo ni debo hacer el trabajo a menos que tenga el depósito lleno más un poco de reserva para esos desafíos no planificados e inesperados que inevitablemente se presentan", ha relatado.
"Para mí, es el momento"
Ardern ha sostenido que detrás de su decisión no hay "ningún escándalo secreto". "Soy humana. Damos todo lo que podemos durante el tiempo que podemos y luego es el momento. Y para mí, es el momento", ha afirmado.
"No lo dejo porque sea duro, lo dejo porque este trabajo conlleva una gran responsabilidad, y no tengo suficiente energía para hacerle justicia", ha explicado.
Ante esta decisión, el partido deberá elegir este domingo 22 de enero al nuevo líder del Partido Laborista y al nuevo primer ministro.
La persona elegida deberá gobernar hasta el 14 de octubre, cuando se celebren las elecciones generales, según el citado diario. Concretamente, la primera ministra neozelandesa ha subrayado que confía en que los laboristas podrán ganar los comicios sin ella, asegurando que son necesarios "un nuevo par de hombros" para los desafíos de los próximos cuatro años.
Orgullosa de los logros sociales
La política neozelandesa ha afirmado que no tiene planes una vez abandone el puesto y que aprovechará para pasar más tiempo con su familia, mientras piensa en cómo continuar "ayudando a Nueva Zelanda".
"Estoy increíblemente orgullosa de lo que hemos logrado en los últimos cinco años a pesar de los muchos desafíos que se nos presentan. Hemos dado la vuelta a las estadísticas de pobreza infantil y hemos logrado los aumentos más significativos en apoyo social y existencias de viviendas públicas que se hayan visto en muchas décadas", ha destacado Ardern.
La carismática política consiguió en octubre de 2020 revalidar su mandato con una aplastante mayoría y que el Partido Laborista gobierne en solitario, algo que ninguna formación neozelandesa había logrado desde la reforma electoral de 1996.
"Además de nuestra ambiciosa agenda que ha buscado abordar temas de largo plazo como la crisis de la vivienda, la pobreza infantil y el cambio climático, también tuvimos que responder a una gran incursión de bioseguridad, un ataque terrorista doméstico, una erupción volcánica y una pandemia, y la consiguiente crisis económica. Las decisiones que se han tenido que tomar han sido constantes y de peso", ha añadido.
Su anuncio se produce mientras sondeos de los últimos meses dan cierta ventaja al opositor Partido Nacional para las elecciones.
Ardern, de 42 años, asumió el cargo como primera ministra en agosto de 2017 a los 37 años, convirtiéndose en la persona más joven de la historia del país en ostentar el cargo. Entonces, llegó al poder tras acordar una alianza de gobierno con los Verdes y los nacionalistas de Nueva Zelanda Primero, poniendo fin a una década de gobiernos conservadores.
De mormona a defensora LGTBI
Nacida el 26 de julio de 1980 en Hamilton, en la Isla Norte de Nueva Zelanda, Ardern se crió en Morrinsville y Murupara en un entorno humilde, hija de un policía y una antigua feligresa de la Iglesia de Jesucristo de los Santos de los Últimos Días.
Devota mormona en su infancia y adolescencia, Ardern renunció a su fe debido a la posición condenatoria de la Iglesia sobre la comunidad LGTBI al compartir piso con tres amigos gais y, años después, votaría a favor del matrimonio igualitario en el Parlamento y nombraría a varios ministros no heterosexuales.
Tras afiliarse al Partido Laborista a los 17 años y destacar rápidamente en las juventudes de la formación, se licenció en Comunicaciones por la Universidad de Waitako.
La primera ministra más joven
Ardern se convirtió en la parlamentaria más joven de Nueva Zelanda en 2008, tras un periplo en el extranjero que la llevó de trabajar en una cocina popular en Nueva York preparando albóndigas a formar parte de un equipo de consultores en Londres del entonces primer ministro británico, Tony Blair.
En agosto de 2017 sucedió a Andrew Littler al frente del laborismo, después de que el partido depositase su confianza en ella para dirigir a la formación a la victoria en las elecciones de septiembre de aquel año. Con 37 años, se convirtió en la primera ministra más joven del mundo.
El 15 de marzo de 2019, un supremacista blanco australiano mató a tiros a 51 personas durante un asalto a dos mezquitas de Christchurch, en el peor atentado terrorista de la historia del país. Ardern anunció una reforma de la ley de tenencia de armas, hizo gala de empatía vestida con un velo islámico y convirtió el dolor de la minoría musulmana en el de todos al pronunciar la frase: "somos uno, ellos somos nosotros".
Madre y feminista
Durante su primer mandato, en junio de 2018, Ardern tuvo a su primera hija, lo que la convirtió en la segunda mandataria en dar a luz en el cargo tras la fallecida Benazir Bhutto (1953-2007), primera ministra de Pakistán.
Ardern trató de normalizar su rol como madre y líder con decisiones icónicas como llevar a la pequeña cuando era un bebé a la Asamblea General de la ONU en Nueva York en 2018, imagen que dio la vuelta al mundo, siendo la primera vez que un dirigente lo hacía.
En noviembre, durante la visita de su par finlandesa, Sanna Marin, Ardern reaccionó con rapidez a la pregunta de si se reunían por "ser mujeres y tener muchas cosas en común" inquiriendo si se habría preguntado lo mismo a Obama y al exlíder neozelandés John Key cuando se vieron en el pasado.
La respuesta de su gobierno a la pandemia fue inicialmente aplaudida, limitando los contagios con una estricta política de control fronterizo y confinamientos, pero el proceso de reapertura se vio salpicado de multitudinarias protestas contra las vacunas. Una crisis ante la que Ardern recurrió en repetidas ocasiones al leitmotiv de su ya casi finalizado mandato: "Sed amables. Sed fuertes".