miércoles. 29.01.2025

Tras asumir la presidencia de Estados Unidos, Donald Trump ha dejado en suspenso su promesa electoral de resolver rápidamente el conflicto entre Rusia y Ucrania. Durante su campaña, el ahora presidente aseguró que podría poner fin a la guerra "en cuestión de 24 horas", pero su discurso de investidura en Washington no incluyó referencia alguna al tema.

La primera mención de Trump sobre el conflicto desde que llegó al poder fue una amenaza directa a Moscú. El mandatario instó a Rusia a detener la guerra "ridícula" y advirtió que de no hacerlo, impondría nuevos aranceles. Sin embargo, dado el limitado comercio entre ambos países y las numerosas sanciones ya aplicadas desde 2022, esta medida tendría poco impacto tangible. El Kremlin, por su parte, se mostró impasible, calificando las declaraciones de Trump como retórica habitual, aunque reiteró su disposición a dialogar si Washington emite "señales claras".

En contraste con su discurso previo, el equipo de Trump ha comenzado a moderar las expectativas. Keith Kellogg, enviado especial para Ucrania y Rusia, solicitó un plazo de 100 días para intentar negociar un acuerdo de paz. Mientras tanto, las posturas de los principales actores en el conflicto siguen muy distantes.

Rusia y Ucrania mantienen posiciones firmes

El presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, ha insistido en que cualquier acuerdo debe garantizar una paz sólida y justa, aunque ha reconocido que priorizará la calidad de las negociaciones sobre los plazos. "Cada día hay pérdidas humanas. Pero la paz debe ser fuerte y justa, incluso si toma más tiempo", afirmó Zelenski. También remarcó que un acuerdo de paz requeriría la presencia de tropas estadounidenses en territorio ucraniano, pues considera que las fuerzas europeas carecen del poder de disuasión necesario.

Por su parte, Rusia ha reiterado sus exigencias clave para cualquier acuerdo de paz: mantener el control de los territorios ocupados, garantizar la neutralidad de Ucrania y el reconocimiento de Crimea como parte de la Federación Rusa. Estas condiciones siguen siendo una línea roja para Kiev, que no está dispuesta a ceder territorio.

La política de Trump y su equipo ante Ucrania

Dentro de su administración, las señales han sido mixtas. El secretario de Estado, Marco Rubio, ha abogado por buscar un acuerdo de tregua, instando a ambas partes a realizar "concesiones". Rubio reconoció que no es realista pensar en restaurar las fronteras previas a la invasión. Por su parte, el vicepresidente JD Vance sugirió un posible acuerdo que incluya una zona desmilitarizada a lo largo de las líneas de batalla actuales y garantías de neutralidad para Ucrania.

Trump, quien criticó duramente la estrategia de su predecesor, Joe Biden, respecto al envío de armamento a Ucrania, no ha modificado la ayuda militar ya existente, aunque tampoco ha anunciado nuevos paquetes de asistencia. Desde su llegada a la Casa Blanca, el presidente ha mantenido un enfoque cauteloso en sus decisiones respecto al conflicto.

Las promesas incumplidas

Las expectativas de una resolución inmediata, como Trump prometió en repetidas ocasiones durante su campaña, se han desvanecido. En junio aseguró que resolvería el conflicto "antes incluso de asumir el cargo", y en octubre, reafirmó que lo solucionaría siendo presidente electo. Sin embargo, una semana después de su investidura, su administración parece estar buscando más tiempo y flexibilidad.

Aunque Zelenski se ha mostrado abierto a negociar con Trump, enfatizó que cualquier acuerdo deberá ser visto como una victoria para Estados Unidos y no para Rusia. "Si Trump puede garantizar una seguridad sólida e irreversible para Ucrania, avanzaremos por el camino diplomático", sentenció el presidente ucraniano.

Mientras tanto, la posibilidad de un acuerdo rápido entre Rusia y Ucrania parece lejana, a pesar de la predisposición de ambas partes para sentarse a dialogar. Las diferencias sustanciales entre sus demandas y las señales ambiguas del nuevo gobierno de Trump complican un desenlace inmediato para la guerra.

Las esperanzas de paz en Ucrania se diluyen con Trump en la Casa Blanca