En Israel, la angustia persiste entre los familiares de los más de 200 secuestrados por Hamás, y se ha intensificado tras el anuncio de Hamás sobre la muerte de 60 de sus rehenes debido a los bombardeos.
En Tel Aviv, muchos de estos familiares han establecido campamentos para exigir la liberación de sus seres queridos. Muestran fotos de los secuestrados, como Ariel, Kfir y Ohad.
La desesperación los ha llevado a acampar alrededor de la sede del Ministerio de Defensa, un espacio que han denominado "Plaza de los Rehenes y Desaparecidos". Eshmuel, preocupado por sus tres nietos secuestrados, culpa al Gobierno de no haberlos protegido adecuadamente y exige que la única misión del Ejecutivo sea devolverlos.
Efrad es prima de Omer, de 22 años, y aunque no comenta sobre la gestión del Gobierno, comparte el mismo mensaje: que lo devuelvan a casa.
Las declaraciones de un ministro ultraderechista sobre la posibilidad de una bomba nuclear contra Gaza no contribuyen a la tranquilidad de estas personas. El foro de familias ha condenado estas declaraciones, que también han sido rechazadas de inmediato por Netanyahu, quien ha vetado al ministro en las reuniones del Gabinete.
Miles de manifestantes se han congregado ante el Museo de Arte de Tel Aviv, renombrado como la "Plaza de los Cautivos", para pedir la liberación de los 242 rehenes en manos de las milicias palestinas de la Franja de Gaza desde el 7 de octubre.
El alcalde de Tel Aviv, Ron Huldai, destacó la importancia de este momento y recordó que el 4 de noviembre es la fecha en que fue asesinado el primer ministro Isaac Rabin, quien sabía cómo tomar decisiones difíciles. Huldai instó al primer ministro Benjamin Netanyahu a hacer lo mismo y lograr el regreso de todos los rehenes a casa.
Ramos Aloni, padre de dos secuestradas, Danielle y Sharon, argumentó que Israel solo debe aceptar las demandas de ayuda humanitaria y alto el fuego si son recíprocas. Así, solicitó atención médica para los rehenes.