Dermot Alastair Mills, el director financiero de 'Irish Rail' en Dublín (Irlanda), demanda a la empresa y la acusa de obligarle a no hacer "nada". A su manera de ver, le impide mostrar sus habilidades. A pesar de ello, le mantienen el sueldo, que no es ni más ni menos que de 100.000 euros anuales.
La jornada laboral de Mills es de cinco días, de los cuáles dos va a la oficina y tres los teletrabaja. Los días que tiene que acudir a su centro de trabajo lo único que hace es comer bocadillos, leer periódicos y darse paseos. Además afirma que: "Entro en mi cubículo, enciendo el ordenador y miro los correos electrónicos. No hay correos electrónicos relacionados con el trabajo".
Mills denunció irregularidades contables en su empresa. En 2010 ascendió, pero tuvo que coger una baja de tres meses tras sufrir acaso en el trabajo. Tras llegar a un acuerdo que le daría el mismo estatus, salario y antigüedad, volvió.
En una vista, la "presunta víctima" declaró ante la Comisión de Relaciones Laborales que se le impedía utilizar sus habilidades. Los representantes de la empresa defendieron que no le iban a penalizar por ser un denunciante.