A pesar de las numerosas víctimas que ha dejado el terremoto de Marruecos, que ya son 3.000 personas afectadas, a veces suele aparecer el milagro, como ha pasado con un hombre que ha sido rescatado casi sin vida después de haber estado cuatro días enterrado por los escombros.
Dos militares pudieron rescatarle cuando él ya no podía ni hablar debido a las pocas fuerzas que le quedaban tras estar cuatro días sin alimentarse y sin agua. Los supervivientes cada vez van siendo menos aunque los equipos de rescate no pierden la fe e intentan hacer todo lo posible.
Si el momento del derrumbamiento ya es peligroso, los momentos posteriores también lo son debido al inestable suelo sobre el que muchos muros siguen casi en pie y por los que muchas personas tratan de pasar para seguir con los rescates.