Los húngaros agradecen al Papa que haya querido clausurar el Congreso Eucarístico de Budapest

Los húngaros agradecen al Papa que haya querido clausurar el Congreso Eucarístico de Budapest

Los húngaros han expresado sus sentimientos de alegría y emoción por el viaje del Papa Francisco en la clausura del Congreso Eucarístico Internacional que ha tenido lugar esta mañana en la Plaza de los Héroes de Budapest.

"Estamos encantados. No puedo decir otra cosa", resumía un joven húngaro, Balaczs, el sentimiento de los centenares de miles de húngaros que han acudido a la Misa celebrada por el Papa en la histórica Plaza de los Héroes.

El joven, que ha acudido a la celebración acompañado de su familia, su mujer y dos hijos, y otra familia, celebraba la "suerte que hemos tenido por poder ver a pocos metros al Papa", que antes de acceder a la plaza donde iba tener lugar la ceremonia, ha recorrido el papamóvil las inmediaciones en medio del entusiasmo de los húngaros, poco ruidoso. El joven también manifestaba: "Para los húngaros es impresionante ver esta multitud de católicos en esta ceremonia. Para nosotros significa mucho". Además, subraya que "el Papa ha conectado con la gente y nos anima a salir al encuentro del otro. Eleva a otro nivel el discurso, por encima de cuestiones políticas o de nuestras miserias". Este joven profesional de Budapest también subraya que "el Papa ha señalado la Cruz, como elemento distintivo del cristiano, y que abraza a toda la gente".

Don Stanis, un sacerdote español del Opus Dei, que lleva algunos años viviendo en Hungría, subrayaba la "importancia del viaje para el pueblo húngaro, para que entiendan mejor el mensaje del Papa". Además, ha puesto de relieve "la gran implicación de los húngaros en este viaje. Ha habido miles de voluntarios. De todas las edades. A mi lado hoy había una voluntaria con su hijo pequeño, que se encargaba de repartir las botellas de agua para vencer el calor que hacía. Y solo hay que ver los miles de scouts el sábado, en la procesión con el Santísimo por las calles de la capital, apostados cada pocos metros, iluminando con antorchas el recorrido".

La inmensa mayoría de los asistentes a la Misa de clausura del congreso (denominada "Statio Orbis") eran húngaros, como se veía por las banderas y pancartas y estandartes (poco abundantes). La presencia española estaba encabezada por dos obispos, monseñor Juan José Aznárez, auxiliar de Pamplona y monseñor Julián López, emérito de León, junto a una treintena de participantes en el Congreso Eucarístico Internacional que se inició el pasado lunes 6, que han llegado con la agencia de viajes Nuba.

Entre ellos estaba Juan Miguel Ferrer, deán de la catedral de Toledo, y antiguo subsecretario de la Congregación del Culto Divino, manifestaba a Europa Press que "todo congreso eucarístico intenta por un lado recordar a la Iglesia la centralidad de la Eucaristía y, por otro lado, ayuda a conocer la vida cristiana allí donde se celebra.

El Papa elige el país pensando en una Iglesia necesitada o para dar un mensaje de esperanza". En este sentido, subraya Ferrer, "la Iglesia en Hungría vive un momento singular. Mientras en Europa la fe cristiana afronta un retroceso, aquí, como hemos visto en las calles, y como se ve en las vocaciones al sacerdocio y en la asistencia a las iglesias, está en pleno crecimiento". El congreso y la vista del Papa, según Ferrer, animan a Hungría "a no sentirse solos o aislados. Dice a Europa que no hay que perder la esperanza porque el hambre de Dios rebrota en el corazón del hombre".

José Ángel Casero, otro español, que preside la Federación Mundial de Obras Eucarísticas de la Iglesia, aseguraba a Europa Press la importancia de la presencia del Papa en el Congreso Eucarístico. "No ha sido habitual que los Papas acudan. Juan Pablo II lo hizo algunas veces (en Sevilla, por ejemplo). Que Francisco haya querido venir en esta ocasión, después de que el congreso se retrasase un año por culpa de la pandemia, ha sido un signo que ha alegrado muchísimo a los húngaros. En Hungría el catolicismo está volviendo, después de tantos años donde estuvo perseguido".

Una joven pareja de Budapest, David y Agnes, del Renovación Carismática, declaraban a Europa Press que "ha sido un momento álgido para la Iglesia. "Para un país pequeño como el nuestro ha sido emocionante que toda la Iglesia nos haya tenido en el centro", ha dicho. Esta joven pareja considera que "la visita va a hacer que mejore la opinión de la gente sobre el Papa. Le van a ver más humano, más cercano". De su mensaje subrayan que pide centrarse en el mensaje del Evangelio, y no en otras consideraciones humanas. "Nos muestra qué es lo importante para el cristiano y lo que no lo es. Nos pide purificar nuestra fe", explican. La pareja desecha cualquier interpretación política sobre el viaje: "La mayoría creemos que Francisco ha venido para animar nuestra fe, y no tiene ningún contenido político".

Entre los asistentes ha existido una presencia poco abundante, pero visible, sudamericana. Algunas banderas ecuatorianes y colombianas se podían ver en el trayecto del Papa. Quito será la sede del próximo Congreso Eucarístico y tal vez por eso, el número de ecuatorianos llegados a Budapest era un poco mayor. Andrea manifestaba: "han venido algunos de fuera, pero también han participado muchos que somos emigrantes y vivimos aquí en Hungría". Yurelis y Dailenys, dos jóvenes cubanas de la congregación de las Hermanas Sociales, expresaban su alegría "por poder estar con el Papa. Verle, para nosotras es una bendición, y un signo de esperanza. Le agradecemos el mensaje de envío que nos ha hecho".

Guadalupe y Laura, dos mujeres mexicanas, del grupo de ocho que llegó de la diócesis de Celaya, manifestaban también su alegría por poder ver al Papa: "estuvo en nuestro país, y no le pudimos ir a ver. Ahora hemos venido por el Congreso Eucarístico. El Papa nos ha dado un mensaje de amor a la Eucaristía, a darle la mayor importancia en nuestra vida cristiana".

La visita del Papa ha llenado las calles de Budapest de participantes en la Misa de clausura, pero ayer sábado 11 de septiembre por la noche tuvo su prólogo con una impresionante procesión por la avenida Andrassy que recorre el centro de la capital, seguida por decenas de miles de personas, que siguieron con devoción y silencio el recorrido, en el que tomaron parte centenares de sacerdotes, religiosos, representantes de Órdenes militares, grupos de scouts, y representantes del Ejército. Toda la capital está llena de carteles que informan sobre el Congreso Eucarístico Internacional (EEC2020), que ha desarrollado numerosas actividades religiosas, musicales y culturales en muchos puntos de la ciudad.