La irresponsabilidad de China con el cohete Larga Marcha 5B
Los restos del cohete Larga Marcha 5B caían hace unos días al océano Índico, la NASA piensa que China ha actuado de manera irresponsable ante la caída descontrolada
Los restos de cohete chino Larga Marcha 5B, entraban en la atmósfera la madrugada del 9 de mayo de forma descontrolada hasta colisionar con las aguas del océano Índico. China en todo momento alegó las pocas probabilidades de que el cohete ocasionase daños en tierra, de todo modos la NASA opina que el gigante asiático ha hecho una gestión irresponsable de la situación.
Bill Nelson, administrador de la NASA, lanzaba un comunicado sobre el acontecimiento y comentaba que "está claro que China no está cumpliendo con los estándares responsables con respecto a sus desechos espaciales", este también insistía que se debe prestar una atención especial y cuidadosa a los objetos ocupados en misiones espaciales, "las naciones con viajes espaciales deben minimizar los riesgos para las personas y los bienes en la Tierra en la reentrada de objetos espaciales y maximizar la transparencia con respecto a esas operaciones". "Es fundamental que China y todas las naciones y entidades comerciales con viajes espaciales actúen de manera responsable y transparente en el espacio para garantizar la seguridad, la estabilidad y la sostenibilidad a largo plazo de las actividades en el espacio exterior", finalizaba Nelson.
Desde la NASA se comunicó este punto de vista sobre el trato de la organización espacial china a la situación, el país es conocido precisamente por falta de transparencia no solo en sus propios menesteres sino también en ámbitos internacionales.
El cohete despegaba el 28 de abril para poner en órbita partes de lo que en un futuro se constituirá como la estación espacial china, días después todas las autoridades de control y seguimiento de objetos espaciales alertaban de la inminente caída del cohete en la Tierra. Después del impacto no se contaban daños de ningún tipo, gran parte de este se desintegró con su entrada a la atmósfera y los restos que llegaron a la superficie terrestre lo hacían cayendo al océano Índico.
El cohete contaba con una masa de entre 17 y 21 toneladas con un tamaño aproximado de 30 metros, por lo que es inevitable imaginar cuales hubiesen sido las consecuencias si las circunstancias de llegada a la Tierra fuesen distintas. Tras la entrada de este en la atmósfera se activaban todos lo protocolos de seguridad los cuales cuentan con 3 radares que barren la zona y certifican que terminó el ingreso del objeto. Estados Unidos contaba con infrarrojos para asegurar el punto exacto de la entrada del cohete y previsiones de donde sería su impacto.