Queriendo ver si una idea simple podría ayudar a un gran problema, los investigadores de Cincinnati llenaron una máquina expendedora con equipo de prevención de sobredosis y comenzaron a registrar sus usos.
De febrero a noviembre de 2021, un centro de llamadas anónimo registró a 637 personas en el programa con un código de acceso a la máquina expendedora que distribuyó 3.360 dosis de naloxona y 10.155 tiras reactivas al fentanilo.
Teniendo lugar en el condado de Hamilton, a la máquina se le atribuye una reducción en las muertes por sobredosis de drogas y la incidencia del VIH. El científico principal, Daniel Arendt, describió el método como "reducción de daños", lo que reconoce que las personas siempre han usado drogas, y probablemente siempre las usarán, incluso si son potencialmente letales en grandes dosis.
La reducción de daños, como lo describe la prensa de la Universidad de Cininnati, es un paradigma que “no apoya ni permite el consumo de drogas, sino que tiene como objetivo conocer empáticamente a las personas en el momento en que se encuentran en el curso de su consumo de drogas y ayudarlas a empoderarse para tomar medidas que minimicen los peligros potenciales asociados con su uso”.
Con este fin, los participantes del programa pudieron visitar la máquina expendedora las 24 horas del día, los 7 días de la semana, lejos de miradas indiscretas y críticas. La naloxona es un fármaco que puede contrarrestar las sobredosis de opioides, y las tiras reactivas pueden analizar fármacos más pesados que podrían estar mezclados con fentanilo. La máquina también tiene kits de inyección, torniquetes y vendajes más seguros.
“Si está interesado en detenerse, estamos aquí para ayudarlo”, dijo Arendt. “Pero si no, no vamos a rechazarte y negarnos a ayudar. Trabajaremos con usted y lo ayudaremos a tomar medidas que lo ayudarán a mantenerse a salvo”.
Algunos de los resultados son extremadamente alentadores. En el momento en que se publicó el estudio, los clientes informaron que 288 sobredosis fueron revertidas con naloxona, un número que casi llegó a 1,000 al momento de escribir este artículo. Más de dos tercios de los que se reinscribieron después de su primera inscripción detectaron la presencia de fentanilo en los medicamentos que consumían.
“Nunca le dirías a alguien que tiene una diabetes muy descontrolada que controle su nivel de azúcar en la sangre antes de que lo ayudemos o le demos insulina”, dijo Arendt.
“Por lo tanto, es fundamental reconocer que el uso de sustancias no es una falla moral, y no es esto lo que debe estigmatizarse. En cambio, podemos reconocer que el uso de drogas se está volviendo cada vez más riesgoso, y podemos usar ese reconocimiento para ayudar a estimular el desarrollo de métodos nuevos e innovadores para brindar a las personas la atención, los servicios y el apoyo que necesitan, sin condiciones”.
Caracole, una organización de servicios de VIH/SIDA en Cincinnati, y la organización sin fines de lucro Interact for Health armaron e instalaron la máquina, la cual estaba ubicada fuera de las instalaciones de Caracole durante el período de estudio.
Este tipo de máquinas expendedoras tienen algunos datos de su uso en Europa que muestran que sí ayudan, y los datos de Arendt son la primera investigación realizada en Estados Unidos, a pesar de que dichas máquinas están ubicadas en Las Vegas y Puerto Rico.