La odisea con final feliz de un hombre y su perro para abandonar Ucrania

Oscar, el perro de Muhammad

Un ciudadano ucraniano ha mostrado todos los problemas que ha tenido por intentar cruzar la frontera con su perro

Esta es la historia de Muhammad Talha, de 26 años, un ucraniano más que como muchos de sus vecinos ha tenido que huir del país en el momento que explotó el conflicto con Rusia, con la diferencia de que él no podía ni quería hacerlo solo, pues no quería dejar atrás a su querido Oscar, su husky siberiano de tan solo año y medio de edad.

Muhammad tenía claro que Oscar sería su compañero de viaje hacia Polonia, sin embargo, dicho viaje no ha sido nada fácil y se fue complicando, convirtiéndose en toda una aventura. Los problemas del viaje se debe a la prohibición de los agentes de aduanas y de seguridad de la estación de trenes, los cuales no le permitían viajar con Oscar.

"Estábamos completamente atrapados, pero no podía tomar una decisión que implicara dejar a mi bebé", ha relatado: "Muchos de mis amigos que consiguieron salir de Ucrania me dijeron: 'vamos, es solo un animal que cuesta menos que tu vida'. Pero me negué a dejar a Oscar atrás".

El pobre Oscar tuvo que soportar el maltrato y la violencia de algunas personas sin corazón, malos tratos que Muhammad ha denunciado pero que tuvo que aguantar, pues una pelea y pérdida de tiempo puede suponer perder una plaza de viaje, plazas con valor inmenso vistos en la situación que se encontraban.

"Nos enfrentamos a muchos problemas, sobre todo cuando accidentalmente estás rodeado de gente que odia a los perros, lo que empeora la situación", ha declarado: "La gente no respetaba la vida de un perro. Los huskies buscan atención de muchas maneras, incluso lamiendo a la gente. La idea de que me echaran de la fila y me devolvieran a Ucrania me impidió reaccionar, de lo contrario me habría encantado hacerlo".

Tras una larga semana de odisea, contratiempos y personas tanto antipáticas como empáticas, por fin hay final feliz para Oscar y Muhammad, los cuales han llegado sanos y salvos a Varsovia, capital de Polonia, donde una familia les ha acogido en su casa. "Mis anfitriones en Polonia me tratan como a una más de su familia. Nos alimentan y nos cuidan bien. Me reúno con ellos para la cena familiar y Óscar aguanta bien, haciéndose amigo de los perros de nuestros anfitriones", ha declarado: "Todos los problemas han merecido la pena por el amor que he recibido de esta familia polaca".