Después de varios días de ausencia en los actos litúrgicos de la Semana Santa, el papa Francisco reapareció este Domingo de Resurrección en el Vaticano para pronunciar su esperado mensaje pascual y ofrecer la tradicional bendición Urbi et Orbi, desde el balcón de la basílica de San Pedro. Aunque visiblemente débil, el pontífice optó por un emotivo gesto final: un recorrido en papamóvil saludando a miles de fieles, deteniéndose incluso para bendecir a varios bebés.
En su alocución, leída por el maestro de ceremonias, ya que él permaneció en silencio sentado en silla de ruedas, Francisco puso el foco en los conflictos internacionales y la creciente violencia armada. "La paz no es posible sin un verdadero desarme", afirmó el mensaje, en el que se denunció la “carrera global hacia el rearme” y se pidió redirigir los recursos hacia quienes más lo necesitan, especialmente para erradicar el hambre y promover el desarrollo sostenible.
La misa del Domingo de Resurrección fue oficiada por el cardenal Angelo Comastri ante unas 35.000 personas reunidas en la plaza de San Pedro. Francisco, aunque no participó directamente en la celebración litúrgica, saludó al público desde su lugar en la logia central y expresó, sin micrófono, un sencillo "Buona Pasqua".
Uno de los momentos más significativos del mensaje papal fue la referencia al conflicto en Gaza. El Papa pidió de forma clara un alto el fuego inmediato y se mostró especialmente afectado por la situación humanitaria en la región. Expresó su cercanía con la comunidad cristiana de Gaza y alertó sobre la propagación del antisemitismo en distintas partes del mundo. “Ojalá podamos volver a creer que la paz es posible”, fue uno de los mensajes clave pronunciados desde el Vaticano.
A pesar de seguir convaleciente por una neumonía bilateral que lo tuvo hospitalizado más de un mes y que lo obligó a cancelar toda su participación en los ritos de la Semana Santa, el Papa decidió hacer una breve aparición pública también el sábado por la noche. Allí, se le vio orando en silencio en San Pedro antes de la Vigilia Pascual y saludando brevemente a algunos peregrinos estadounidenses.
Durante esta Semana Santa, el único desplazamiento relevante del Pontífice fuera del Vaticano fue el pasado Jueves Santo, cuando visitó la cárcel de Regina Coeli para encontrarse con los reclusos, siguiendo una tradición que ha mantenido desde el inicio de su pontificado. Al ser preguntado por cómo estaba viviendo estas fechas, respondió con voz débil desde el coche: “La vivo como puedo”.
Con su aparición del domingo, aunque limitada, Francisco ha querido enviar una señal de continuidad en su misión pastoral y de cercanía con los fieles, mientras sigue recuperándose de su afección respiratoria.