El Papa rememora su infancia en su autobiografía y cómo su familia se libró de un naufragio: "Por eso estoy aquí ahora"
El Papa Francisco ha revelado en el libro autobiográfico 'Spera' (Esperanza), escrito por Carlo Musso, que se ha publicado este martes 14 en diferentes países, que sus abuelos y su padre se libraron de un naufragio al cambiar los billetes del barco que les iba a llevar desde Génova a Buenos Aires en 1927.
"Mis abuelos y su único hijo, Mario, el joven que sería mi padre, habían comprado el billete para esa larga travesía, para aquel barco que zarpó del puerto de Génova el 11 de octubre de 1927 con destino a Buenos Aires. Pero no habían logrado vender a tiempo lo que poseían. Al final, a su pesar, los Bergoglio se vieron obligados a cambiar el billete y posponer su salida hacia Argentina. Por eso estoy aquí ahora. No os podéis imaginar cuántas veces me encontré agradeciendo a la Divina Providencia", explica el Pontífice en el libro, según un extracto publicado por el portal oficial del Vaticano 'Vatican News'.
Según relata Bergoglio, aquel trasatlántico fue 'el Titanic italiano'. "Aquel barco, de casi 150 metros de eslora, había sido el orgullo de la marina mercante de principios de siglo, el transatlántico más prestigioso de la flota italiana, había transportado a personas como Arturo Toscanini, Luigi Pirandello", señala. Cuando emprendió su último viaje llevaba a bordo más de 1.200 pasajeros, principalmente inmigrantes procedentes de Piamonte, Liguria y Véneto, según explica Francisco.
El Papa dice no saber "cuántas veces" ha oído "la historia de aquel barco que llevaba el nombre de la hija del rey Vittorio Emanuele III (...). La Princesa Mafalda", una historia que la contaban en su familia, en el barrio y en las canciones populares de los migrantes.
Francisco también recuerda en el libro episodios de su infancia como el de un compañero de la escuela que un día tomó el arma de su padre y mató a un amigo del barrio. "La noticia también nos explotó como un disparo, nos impactó. Lo encerraron en la sección penal del hospital psiquiátrico y fui a verlo. Fue mi primera experiencia concreta de prisión", explica.
Por otro lado, el Pontífice destaca su aprecio a Borges, del que le llamó la atención "la seriedad y dignidad con que vivió su existencia". "Era un agnóstico que recitaba todas las noches el Padre Nuestro porque le había prometido a su madre que moriría con consuelos religiosos", comenta.
Bergoglio también señala que desde su segundo año de vida, hasta los 21 años, residió siempre en la calle Membrillar 531, en una casa de una sola planta, con tres habitaciones, un baño, una cocina con comedor, un comedor más formal y una terraza. "Esa casa y esa calle fueron para mí las raíces de Buenos Aires y de la Argentina en su conjunto. Una casa sencilla en un barrio sencillo, todas casas bajas. Había un aire tranquilo y pacífico, un clima de confianza en los demás y en el futuro", destaca.
Asimismo, entre otros episodios, recuerda el nacimiento de su hermano pequeño. "Los mayores nos hablaban de la cigüeña que quién sabe por qué, tal vez porque desde esa ciudad, desde la Gran Exposición Universal de finales del siglo anterior, parecían llegar de París todas las cosas más nuevas y modernas, pero Oscar y yo ya sabíamos cómo eran las cosas. Sabíamos cómo nacen los bebés. Y esa tarde, el 16 de julio de 1942, nació Alberto Horacio. El equipo casi estaba terminado", explica.