Así es Lucía, la joven peluquera solidaria de la gente sin recursos en Almería
Con tan solo 19 años, Lucía trabaja como voluntaria con Cruz Roja, y corta el pelo a esas personas en riesgo de exclusión social
Lucía, una joven de 19 años de Arboleas, Almería, encontró su vocación en la peluquería casi por casualidad. Después de finalizar la ESO, no quiso hacer bachillerato y optó por un grado medio en peluquería en Almería capital, prefiriendo esta opción a otras como informática o empresa. Allí, no solo hizo prácticas en una peluquería y trabajó en una heladería, sino que también se ofreció a Cruz Roja para cortar el pelo a quienes lo necesitaban.
En la sede de Cruz Roja en Almería, hay una lista donde semanalmente se apuntan personas en riesgo de exclusión social que no pueden permitirse un corte de pelo. Lucía acude cada semana a su cita con estos usuarios, quienes encuentran en sus tijeras una forma de mejorar su día a día. Al principio, Lucía se sentía muy insegura con sus habilidades, recordando un incidente en el que un degradado en pico no salió como esperaba. Sin embargo, el cliente se fue contento y regresó, lo que le dio confianza.
Lucía corta el pelo a sus clientes, mayoritariamente hombres mayores, mientras escuchan y comparten sus historias de vida, desde personas sin hogar hasta inmigrantes y aquellos afectados por las drogas. Ella no solo les corta el pelo, sino que también les ofrece palabras de ánimo y consejo, sintiendo que aprende de cada historia que escucha.
"Estamos en el siglo de la estética, te tienes que verte bien para estar bien contigo mismo", comenta Lucía a Informativos Telecinco. Su objetivo es claro: aumentar la autoestima de las personas a través de su trabajo. Cuando terminan, sus clientes se levantan de la silla con una sonrisa, y para Lucía, eso es suficiente recompensa. Aunque muchos quieren pagarle, ella no acepta nada más que la satisfacción de haber hecho una diferencia en sus vidas.
Lucía lleva un año colaborando con Cruz Roja y ha cortado el pelo a más de 70 personas en este tiempo. Su dedicación y vocación son apreciadas por todos los que tienen la suerte de sentarse en su silla.