Un médico brasileño consigue salvar la vida de su madre improvisando un hospital en casa
El médico brasileño, Marcos Fonseca, tuvo que tomar una decisión el pasado enero. La vida de su madre corría peligro y ante la saturación de los hospitales en su país, la subió al coche y fueron a casa. “Tuve miedo de que muriera en mis brazos”, confesó a La República. Así, un hijo salvó la vida de su madre.
Casi dos millones de personas viven en la ciudad de Manao, capital de la Amazonía brasileña, vivió durante los meses de abril y mayo una situación devastadora, los cuerpos fallecidos por el COVID-19 se acumulaban en cámaras frigoríficas en la calle y las fosas comunes eran constantes. Sin embargo, el doctor Fonseca, médico de urgencias, no iba a permitir que su madre falleciera, o al menos iba a intentar dar todo de él para que Ruth, de 56 años y enfermera, pudiera salvarse.
Ahora Ruth se encuentra a salvo y recuperada, pero Fonseca cuenta cómo pudo crear una especie de hospital en su casa. “Llamé a todos mis amigos y antiguos pacientes a los que había tratado a domicilio para pedirles ayuda”, cuenta. De esa manera, consiguió un tanque de oxígeno y un ventilador mecánico no invasivo que instaló en torno a una cama de hospital improvisada en su propio cuarto.
Ruth tenía que ser intubada, pero su hijo tuvo que buscar alternativas. “La mantuve viva con un aparato de nebulización” y un catéter nasal para facilitar su respiración, explicó. “Fueron cuatro días sin apartarme de su lado”, agregó.
Marcos Fonseca no quiere atribuirse el mérito, pero la dedicación y determinación para cuidar a su madre fueron claves para su recuperación, él lo atribuye “a su voluntad de vivir y la obra divina”.