Nace un nuevo oricteropo en Bioparc, uno de los animales más extraños del parque
Un nuevo oricteropo, también llamado cerdo hormiguero, ha nacido en Bioparc, según ha informado el parque en un comunicado.
El oricteropo es una especie excepcional, pues su hocico recuerda al de un cerdo, su desproporcionada cola parece de un canguro, las orejas asemejan a las de un enorme conejo y con sus fortísimas y afiladas garras es capaz de excavar grandes madrigueras con una fuerza equiparable a tres hombres.
Bioparc recrea diferentes hábitats africanos y la familia de oricteropos (Orycteropus aferque) habita en la zona del termitero. En el caso de esta especie, el equipo técnico realiza ecografías a la hembra cuando sospecha que puede estar preñada y ya estaban en alerta ante el inminente parto para poner en marcha el correspondiente protocolo.
La recién nacida ha pesado 1,9 kg y hasta que alcance los 2,5 kg se controla que se alimente correctamente y se mantiene una estricta vigilancia de la temperatura y humedad del ambiente.
Cada noche sus cuidadores efectúan una revisión exhaustiva de la cría, de la que todavía se desconoce el sexo, la limpian, pesan e hidratan su piel. Para favorecer el bienestar de la madre y el recién nacido, permanecen separados del padre y todavía no están a la vista del público.
Bioparc se ha convertido en un centro de referencia en la conservación de esta singular especie incluida en la 'Lista Roja' de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN). Dentro del programa internacional para su preservación (ESB), la pareja formada por la hembra Danny y el macho Charly es el único grupo reproductor en España y ya ha tenido varias crías que han sido trasladadas a otros centros siguiendo las directrices de los expertos internacionales, la ultima el pasado año.
El oricteropo es de hábitos nocturnos y duerme profunda y placenteramente durante el día. Despierta al oscurecer y comienza su frenética actividad en la amplia zona exterior.
En estado silvestre se alimenta de hormigas y termitas y utiliza sus potentes sentidos del olfato y del oído para localizar a sus presas. Una vez detectada la zona de mayor densidad de ellas, cava con gran rapidez e introduce su larga y pegajosa lengua de 30 centímetros de longitud con la que puede llegar a comer en una noche 50.000 insectos.