Un nuevo talón de Aquiles para las células madre cancerosas
Un nuevo estudio describe cómo las células madre de cáncer de páncreas se aprovechan de una proteína antibacteriana para evitar al sistema inmune y protegerse de su eliminación temprana.
Este trabajo ha sido co-dirigido por Bruno Sainz, jefe del grupo del CIBERONC y de Biomarcadores y Abordaje Personalizado del Cáncer (BIOPAC) del Instituto Ramón y Cajal de Investigación Sanitaria (IRYCIS) y del grupo de Células Madre de Cáncer y Microambiente Fibroinflamatorio del Instituto de Investigaciones Biomédicas Sols-Morreale (IIBM-CSIC-UAM); Christopher Heeschen del Candiolo Cancer Institute (IRCCS) en Italia y por Susana García Silva, científica sénior del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO). Y han participado varios grupos del CIBERONC incluyendo a Carmen Guerra, Alfredo Carrato, Julie Earl, Alfonso Sanjuanbenito, Mercedes Rodríguez-Garrote así como Emma Barreto.
Durante los últimos diez años, los Dres. Sainz, Heeschen y García-Silva han liderado un proyecto colaborativo en el cuál han identificado una población de células madre de cáncer de páncreas (CSCs) presentes en modelos de ratón de esta enfermedad. Estas células, conocidas como la raíz del tumor, son las responsables de las recidivas tras el tratamiento con quimio o radioterapia. Curiosamente, el cáncer de páncreas es también uno de los tumores más resistentes a inmunoterapia. Sin embargo, hasta la fecha, los mecanismos por los que las CSCs logran evitar su eliminación por el sistema inmune no están claros. En un tumor, como es el de páncreas, donde el sistema inmune no está muy presente, encontrar nuevas dianas terapéuticas que puedan facilitar el reconocimiento y eliminación de las células tumorales es vital para mejorar los efectos de la inmunoterapia, considerada como la gran promesa de la terapia oncológica.
El estudio, comenzado por la Dra. García-Silva en el CNIO, y continuado por Juan Carlos López-Gil en el IIBM, ha permitido identificar a la proteína PGLYRP1 como una de las causantes de esta evasión inmunitaria en las CSCs. El trabajo, en el cuál se han empleado modelos animales y muestras de pacientes, ha explicado por primera vez el papel de PGLYRP1 en cáncer de páncreas y ha sentado las bases para desarrollar tratamientos contra esta proteína.
“Cuando eliminamos PGLYRP1 de las células tumorales, vemos que el sistema inmune responde atacándolas, lo que impide que se forme el tumor primario y que estas células se diseminen formando metástasis”, dice el Dr. Sainz. “Ahora estamos desarrollando terapias que sirvan para bloquear o eliminar esta proteína con la esperanza de poder combinarlas con los tratamientos actuales y atacar por otro frente a las células madre”.
Durante los últimos cuatro años, Juan Carlos López-Gil, investigador predoctoral del laboratorio del Dr. Sainz y que cuenta con el apoyo de la Fundación La Caixa para el desarrollo de este proyecto, ha podido descifrar el por qué las CSCs producen esta proteína en cáncer de páncreas. “Hemos visto que las células del sistema inmune intentan eliminar a las células tumorales produciendo el factor de necrosis tumoral. PGLYRP1 es muy similar a este factor e interacciona con el mismo receptor bloqueándolo. Al final, las CSCs se protegen utilizando una llave incompleta (PGLYRP1) para bloquear la cerradura (el receptor) y así evitar la muerte causada por el factor de necrosis tumoral (la llave completa)”, explica Juan Carlos.
“Es curioso como una proteína empleada por nuestras defensas para combatir a las bacterias, es empleada por el cáncer de páncreas para protegerse de esas mismas defensas”, indica la Dra. García-Silva, que asegura que “entender estos mecanismos con los que las células tumorales abusan de procesos fisiológicos es clave para poder “re-educar” al ambiente que rodea el tumor para que reaccione contra él”.
El proyecto has sido financiado por la Fundación La Caixa (@FundlaCaixa), la Fundación Fero (@FundacionFero), la Asociación Cáncer de Páncreas (ACANPAN, @ACanPan), la Asociación Española de Pancreatología (AESPANC, @AESPANC), la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC, @ContraCancerEs), el Instituto Carlos III (ISCIII, @SaludISCIII) y el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades (MICIU), así como el programa de tumores gastrointestinales del CIBERONC.