Ocho años después, un hombre se reúne con su perro perdido

Paul Guilbeault jamás perdió la esperanza de reencontrarse con Damian, su querido perro que desapareció hace ocho años en una parada de descanso en Oklahoma. Ahora, aunque el pequeño pinscher miniatura tiene las patas algo temblorosas, un hocico gris y dientes más largos, lo que no ha cambiado es que reconoció a su dueño al instante.

Un giro inesperado en un viaje familiar

Todo comenzó en 2017, cuando Paul y su familia se mudaban de Massachusetts a Arizona. Durante una parada en el camino, Damian se asustó, escapó de su correa y desapareció en cuestión de segundos. A pesar de una semana de intensa búsqueda, no lograron encontrarlo. Finalmente, el padre de Paul le pidió que siguieran adelante.

“La pérdida fue devastadora,” confesó Paul a ABC News. “Damian era mi todo, y yo era su todo. Ese perro me ayudó a superar muchos problemas emocionales y familiares. Perderlo fue un golpe muy duro.”

A pesar del dolor, Paul nunca dejó de buscar. Durante años, publicó fotos de Damian en redes sociales y grupos de animales perdidos, con la esperanza de que alguien lo reconociera.

Un milagro en Oklahoma

Todo cambió recientemente cuando una mujer en Oklahoma City casi atropelló a un pequeño perro marrón que cruzó corriendo la carretera. Aunque el asustado Damian intentó morderla, la mujer, amante de los animales, no iba a dejar que el incidente terminara en tragedia.

Tras recogerlo, lo llevó a su hermano, quien a su vez lo trasladó a un veterinario. Allí, al escanearlo, descubrieron un microchip con la información de Paul.

Por su parte, Paul y su esposo estaban en un viaje hacia Los Ángeles para donar ropa a víctimas de los incendios forestales cuando su Apple Watch le mostró un mensaje que lo dejó sin palabras:
“Tu perro, Damian, ha sido encontrado.”

“Leí eso y pensé: ‘¿Qué demonios?’”, recordó Paul. Sin pensarlo dos veces, tomaron un desvío de 16 horas para reunirse con Damian.

Una reunión inolvidable

El reencuentro fue todo lo que Paul había soñado durante años. Desde entonces, los dos han estado recuperando el tiempo perdido, con visitas diarias al parque. Damian no le quita la vista a su dueño, como si entendiera que no quiere que vuelvan a separarse jamás.

Esta historia demuestra que el vínculo entre humanos y animales puede superar incluso los años más difíciles. Damian, ahora de vuelta con su familia, está viviendo su mejor vida junto a quien nunca dejó de buscarlo.