EL 36% de las personas con diabetes experimenta ansiedad relacionada con su enfermedad y dos de cada tres pacientes afirman tener miedo a desarrollar complicaciones, lo que afecta a su bienestar y encuentran difícil mantener una actitud positiva respecto a la patología, según ha indicado el jefe de servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital Quirónsalud Córdoba, Rafael Palomares.
El doctor Palomares ha explicado, con motivo de la celebración mañana del Día Mundial de la Diabetes, que este año tiene como lema La diabetes y el bienestar, que “a menudo olvidamos el bienestar físico, mental y emocional en el tratamiento de la diabetes, pero es tan importante como controlar los niveles de azúcar en sangre y la medicación. El bienestar debe formar parte una atención integral de esta patología centrada en el paciente y como nos recuerda este día mundial: Para una mejor vida con diabetes, miremos más allá de la glucemia”.
Las iniciativas de prevención de la diabetes son, según el doctor Palomares, esenciales para reducir el impacto de esta enfermedad en la salud mundial, que afecta casi al 14% de la población española y al 15,3% de la andaluza, aunque uno de cada tres pacientes no sabe que la tiene, y se prevé que uno de cada 8 adultos la tendrá en 2045.
Las personas con diabetes mal controlada corren el riesgo de sufrir complicaciones graves “y potencialmente mortales como infarto cardiaco, accidentes cerebrovasculares, pérdida de visión por daño en la retina, insuficiencia renal o afectación grave de las extremidades inferiores, conocida como pie diabético, complicaciones que se pueden prevenir o retrasar mediante un diagnóstico temprano de la enfermedad y un mejor control de la misma”, ha indicado el doctor. Ha recordado que la formación y la educación diabetológica son herramientas clave junto a la medicación y el autocontrol para que las personas que padecen esta enfermedad puedan retrasar o evitar las complicaciones futuras. Además, es muy importante someterse a pruebas periódicas para la detección temprana de estas posibles complicaciones que incluyen los análisis sobre el riñón, los exámenes oculares y la evaluación de los pies.
La diabetes es una enfermedad crónica que aparece cuando el páncreas no produce insulina suficiente o cuando el organismo no la utiliza eficazmente, lo que dificulta la captación de glucosa por parte de las células y como consecuencia, el azúcar se acumula en la sangre por encima de lo normal ocasionando las complicaciones de la enfermedad.
En la diabetes tipo 1, anteriormente denominada insulinodependiente o juvenil, la deficiencia de insulina ocurre desde el diagnóstico clínico, lo que hace necesario el tratamiento sustitutivo de esta hormona de por vida. Se suele diagnosticar en niños, adolescentes y adultos jóvenes y su mecanismo es de origen autoinmune de tal manera que se produce una destrucción gradual de las células beta productora de insulina por parte del propio sistema inmunológico. La mayoría de las veces “el diagnóstico se realiza con la aparición de los síntomas típicos de sed excesiva con micción frecuente, aumento del apetito y pérdida de peso inexplicable y en un 30-40% de los casos, la enfermedad se manifiesta como una cetoacidosis diabética, complicación potencialmente mortal que obliga al ingreso del paciente al debut de la diabetes”, ha afirmado el especialista.
Distinto es el caso de la diabetes tipo 2, conocida antes como diabetes no insulinodependiente o del adulto, que tiene su origen en la incapacidad del organismo para utilizar eficazmente la insulina, lo que a menudo es consecuencia del exceso de peso o la inactividad física. Se diagnostica en personas de edad más avanzada que la diabetes tipo 1 y puede permanecer asintomática durante muchos años, por lo que se debe pensar en ella cuando existen factores de riesgo para desarrollarla como son el sobrepeso u obesidad, la inactividad física, la edad avanzada, y tener antecedentes familiares de este tipo de diabetes o de diabetes gestacional.
La diabetes gestacional se corresponde con una hiperglucemia que se detecta por primera vez durante el embarazo y puede conllevar complicaciones para la madre y el bebé si no se controla adecuadamente. Se debe a que las hormonas presentes durante la gestación dificultan la acción de la insulina y generalmente tras el parto, suele desaparecer, aunque es un factor de riesgo para la aparición futura de una diabetes tipo 2.
Prevención de la diabetes y avances científicos
Con respecto a la diabetes tipo 2 que es la más prevalente y supone el 95% de los casos, “está ampliamente demostrado que la actividad física regular, una adecuada alimentación y hábitos de vida saludables, pueden prevenir esta enfermedad hasta en un 70% de los casos”. Además, existen fármacos inyectables de administración semanal llamados agonistas de GLP-1, indicados principalmente para personas con obesidad o con sobrepeso y la presencia de otros factores de riesgo cardiovascular (prediabetes/diabetes, hipertensión, dislipemia, etc.) que han demostrado poder prevenir el desarrollo de la diabetes tipo 2, mejorar su control e incluso conseguir la remisión de ésta en pacientes que ya la presentan.
Caso distinto es la diabetes tipo 1 que, aunque recientemente se ha publicado en China la cura para esta enfermedad mediante la utilización de células madre que se transforman en productores de insulina con éxito en un caso, “el proceso es mucho más complicado y lento y no debemos dejarnos llevar por el sensacionalismo. Hay que seguir investigando y trabajando en nuevas vías para conseguir células beta funcionales que ofrezcan una solución generalizada para la mayoría de las personas con este tipo de diabetes”, ha destacado el doctor Palomares.
Sin embargo, sí existen importantes avances y ya ha sido aprobado un nuevo tratamiento “inmunoterápico” para pacientes en riesgo de desarrollar diabetes tipo 1 que retrasaría el diagnóstico clínico de la enfermedad, proporcionando meses o años sin necesidad de la insulina. El doctor Palomares ha resaltado que en la progresión de la diabetes autoinmune tipo 1 hay tres etapas, de tal manera que, aunque las etapas 1 y 2 son asintomáticas, se puede detectar la presencia de autoanticuerpos que ocasionan la pérdida progresiva de las células beta productoras de insulina y con estos tratamientos “podemos frenar el paso a la etapa 3 o etapa clínica en la que aparecen los síntomas, es diagnosticada la enfermedad y se requiere de insulina. Por tanto, detectar de forma temprana la diabetes tipo 1 y tratarla con estas nuevas terapias, no solo ayudaría a reducir los debuts traumáticos en forma de cetoacidosis, sino que también mejoraría el pronóstico de las personas con diabetes y puede ser el primer paso para lograr frenarla de forma definitiva”.