Un equipo de investigadores suizos ha desarrollado implantes de cartílago a partir de células del tabique nasal, logrando avances significativos en el tratamiento de lesiones complejas en la rodilla.
Según un estudio reciente, permitir que estos injertos maduren por más tiempo antes de su implantación mejora notablemente su efectividad clínica y los resultados en los pacientes, incluso en casos severos que limitan gravemente la movilidad y causan dolor.
Además, el equipo de la Universidad de Basilea sugiere que este método podría aplicarse al tratamiento de cartílago desgastado por osteoartritis, una condición degenerativa común.
Una nueva esperanza para lesiones articulares
Lesiones en el cartílago articular—como las provocadas por una caída mientras se juega al fútbol o se esquía—no se curan por sí solas y pueden poner fin a la carrera de un atleta. También aumentan el riesgo de desarrollar osteoartritis con el tiempo.
Investigadores del Hospital Universitario de Basilea han trabajado durante años en esta innovadora técnica. Su método consiste en extraer una pequeña porción de cartílago del tabique nasal del paciente, hacer que las células se multipliquen en el laboratorio sobre una estructura de fibras blandas y luego moldearlas en la forma requerida antes de implantarlas en la rodilla.
Estudios previos ya habían demostrado el gran potencial regenerativo de estas células nasales, debido a sus características únicas.
“Por ejemplo, hemos descubierto que estas células pueden ayudar a reducir la inflamación en las articulaciones”, explicó el profesor Ivan Martin, quien lideró la investigación junto a Dr. Marcus Mumme y la profesora Andrea Barbero.
Resultados prometedores en ensayos clínicos
El equipo llevó a cabo un ensayo clínico con 98 pacientes en cuatro países, comparando dos enfoques experimentales.
Un grupo recibió injertos de cartílago madurados en el laboratorio solo dos días antes de la implantación, un procedimiento similar a otros tratamientos disponibles en la actualidad. El otro grupo recibió injertos que se habían madurado durante dos semanas, permitiendo que el tejido adquiriera características más similares al cartílago natural.
Durante los 24 meses siguientes, los pacientes evaluaron su bienestar y la funcionalidad de su rodilla mediante cuestionarios.
Los resultados, publicados en la revista Science Translational Medicine, mostraron una mejoría notable en ambos grupos. Sin embargo, los pacientes que recibieron los injertos más maduros continuaron mejorando incluso en el segundo año después del procedimiento, superando a aquellos que recibieron injertos con menor tiempo de maduración.
Más tiempo de maduración, mejores resultados
Los escáneres de resonancia magnética (MRI) confirmaron que los injertos más maduros favorecieron una mejor integración del tejido en la zona implantada, mejorando incluso la calidad del cartílago vecino.
“El tiempo extra de maduración del implante no requiere un gran aumento en los costos ni en la complejidad del proceso, pero los resultados son significativamente mejores”, destacó la investigadora Anke Wixmerten, coautora del estudio.
El profesor Andrea Barbero subrayó que este beneficio es aún más evidente en pacientes con lesiones extensas o casos en los que otros tratamientos han fallado.
“Si analizamos los resultados de los cuestionarios estándar, los pacientes tratados con nuestro enfoque obtuvieron puntuaciones mucho más altas en funcionalidad articular y calidad de vida a largo plazo”, concluyó el profesor Ivan Martin.
Este avance podría marcar un antes y un después en el tratamiento de lesiones de cartílago, ofreciendo una alternativa prometedora para quienes sufren de dolor articular severo y movilidad reducida.