Más allá de la regulación de los niveles de azúcar en sangre y la disminución del riesgo cardiovascular, el deporte ofrece grandes beneficios para el organismo. Y es que, los efectos antioxidantes de la actividad física son especialmente importantes para una correcta fisiología reproductiva. No obstante, no todos los deportes son positivos durante un proceso de reproducción asistida. De hecho, los expertos recomiendan evitar los deportes de alto impacto, entre los que se encuentran algunos tan populares hoy en día como el pádel o el crossfit.
Para correr y saltar el cuerpo requiere de una mayor fuerza, por lo que los ejercicios más aconsejables durante un tratamiento de reproducción asistida son los de bajo impacto, como la natación no competitiva, la gimnasia o el pilates. En general, lo más importante es hallar un equilibrio que permita un buen mantenimiento de la salud sin comprometer el éxito del proceso.
Respecto a los posibles riesgos de realizar actividad física intensa durante un tratamiento, existen diferencias significativas en función del mismo. La Fecundación In Vitro tiene unos riesgos significativos asociados a la actividad física de alto impacto. “Debido al aumento del tamaño de los ovarios durante los tratamientos de estimulación ovárica, el ejercicio físico, sobre todo el de impacto, puede llegar a producir una torsión o pseudotorsión ovárica. Es decir, cuando el ovario rota sobre sí mismo, estrangula el aporte sanguíneo que le debería llegar y, por tanto, da lugar a una urgencia ginecológica”, explica el Dr. Juan Manuel Jiménez Tuñón, de Ginemed Sevilla.
Una actividad física adecuada y controlada beneficia los tratamientos de fertilidad
Si bien la práctica intensa de una actividad física puede asociarse a disfunciones ovulatorias temporales, el deporte en sí no provoca efectos permanentes en la fertilidad. “En algunos casos, el ejercicio de alto rendimiento puede llegar a provocar oligo/anovulación, es decir, incapacidad de tener ovulaciones efectivas. Esto puede desembocar en periodos de amenorrea en deportistas de élite. No obstante, estos periodos sin menstruación ocurren más bien debido al ambiente hormonal que se desencadena en estas pacientes”, comenta el Dr. Jiménez Tuñón. Además, la práctica deportiva como parte de un estilo de vida saludable crea un ambiente antioxidante y antiinflamatorio que puede favorecer un embarazo sin complicaciones y reducir la aparición de condiciones como la preeclampsia o la diabetes gestacional.
En el caso de los hombres, la toma de esteroides anabolizantes puede afectar temporalmente la fertilidad y llegar a causar secuelas irreversibles a largo plazo, como reducción de la producción espermática o atrofia testicular. “En ciertos casos, estas alteraciones pueden ser reversibles con tratamientos hormonales, pero no siempre es así. Del mismo modo, el uso de anabolizantes puede causar infertilidad femenina por defecto androgénico y producir cuadros de anovulación”, añade el Dr. José Miguel García Cebrián, de Ginemed Sevilla.
En definitiva, el equilibrio se encuentra en una actividad física adecuada y controlada. Dar con la manera de mantenerlo durante un tratamiento de reproducción asistida trae consigo grandes beneficios, ya sea a nivel cardiovascular o psicológico, ayudando a reducir el estrés y promoviendo un ambiente fisiológico más favorable para la concepción. No obstante, “adaptar la intensidad y el tipo de ejercicio al tratamiento específico y a las necesidades individuales de cada paciente es crucial para garantizar los mejores resultados en el camino hacia la maternidad o paternidad”, explica el Dr. García Cebrián.