Un estudio de anticuerpos en la saliva demuestra la importancia de la 2ª dosis para combatir las variantes

Un joven recibe la primera dosis de la vacuna en el Hospital Zendal el día que comienza la vacunación a jóvenes madrileños a partir de 16 años, a 13 de julio de 2021, en Madrid (España). - Alberto Ortega - Europa Press

Una nueva investigación presentada en el Congreso Europeo de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID, por sus siglas en inglés) muestra la importancia de recibir la segunda dosis de la vacuna COVID-19 y también la necesidad de revisar y actualizar constantemente las vacunas para hacer frente a las nuevas variantes de interés.

Aunque las vacunas han empezado a controlar la pandemia en algunos países, no está claro hasta qué punto seguirán siendo eficaces a medida que el virus vaya mutando y evolucionando. La protección generada contra el virus por la vacunación se mide normalmente por los anticuerpos, siendo de especial importancia un determinado grupo denominado "anticuerpos neutralizantes", que defienden al organismo y destruyen el virus.

Como la actual generación de vacunas se diseñó contra la cepa original del virus (conocida como "tipo salvaje"), ofrecen la máxima protección contra esta cepa. Sin embargo, no está claro si la protección seguirá siendo la misma contra las nuevas cepas del virus, como las variantes alfa (Kent/Reino Unido), beta (Sudáfrica), delta (India) o gamma (Brasil).

Para ver cómo cambiaba la protección ofrecida por la vacuna en función de las distintas variantes, la doctora Nicole Schneiderhan-Marra, del Instituto de Ciencias Naturales y Médicas de la Universidad de Tubinga, en Reutlingen (Alemania), y sus colegas perfilaron primero los anticuerpos generados por la vacunación y luego examinaron su capacidad de neutralización. Además de los anticuerpos que circulan en la sangre, comprobaron la presencia de anticuerpos en la saliva como "primera línea de defensa".

Para ello, adaptaron un ensayo desarrollado previamente que mide los anticuerpos presentes contra el SARS-CoV-2 y otros coronavirus en la sangre, para incluir objetivos de las variantes de interés y observar específicamente los anticuerpos neutralizantes. Recogieron muestras de 23 individuos vacunados (de 26 a 58 años de edad, 22% mujeres) que habían sido vacunados con la vacuna BioNTech de Pfizer después de la primera y segunda dosis.

Para los grupos de control, el equipo también recogió muestras de 35 donantes de sangre infectados (de 40 a 78 años de edad, 29% mujeres), 27 donantes de saliva infectados (de 25 a 58 años de edad, 63% mujeres) y 49 donantes de saliva no infectados (de 25 a 38 años de edad, 55% mujeres), así como muestras de control de sangre y saliva obtenidas comercialmente antes del inicio de la pandemia.

Al examinar la saliva, vieron que los individuos vacunados tenían grandes cantidades de anticuerpos presentes en comparación con los individuos infectados, lo que sugiere que la vacunación no sólo ofrece protección contra el contagio, sino que, en caso de infectarse, reduce la posibilidad de transmitirlo a otros.

El número de anticuerpos producidos y la protección ofrecida por la vacunación aumentaron sustancialmente tras la administración de la segunda dosis de la vacuna, lo que demuestra la importancia de recibir la segunda dosis.

En el momento del estudio, las dos variantes globales que preocupaban eran las variantes alfa y beta, por lo que examinaron si la protección ofrecida contra estas dos variantes era similar o diferente a la ofrecida contra el "tipo salvaje".

Comprobaron que, si bien no había una reducción de los anticuerpos neutralizantes contra la variante alfa, sí había una reducción sustancial de los anticuerpos neutralizantes contra la variante beta. "Esto demuestra la importancia de actualizar constantemente las vacunas para ofrecer la máxima protección contra las diferentes cepas del virus", explica la doctora Schneiderhan-Marra.

Desde que se realizó este estudio, el virus ha seguido mutando, y la variante delta es ahora la cepa dominante en todo el mundo. En consecuencia, los investigadores han seguido desarrollando sus ensayos para incluir más objetivos de variantes preocupantes, como la delta (India) y la gamma (Brasil), junto con otras variantes de interés (eta, iota, zeta, theta, kappa y epsilon), y otras cepas interesantes como la mutación del visón descubierta el año pasado.

La doctora Schneiderhan-Marra afirma que, "sin embargo, quedan dos preguntas más con respecto a la vacunación: en primer lugar, qué protección ofrecen las vacunas actuales contra la delta y cualquier otra variante que surja en el futuro, y en segundo lugar, cuánto dura la protección ofrecida por las vacunas actuales y si se necesitará una vacuna de refuerzo no sólo para aumentar la protección en general, sino también para ofrecer protección contra las nuevas variantes".

Su equipo está trabajando ahora en varios estudios, uno de los cuales incluye a los mismos donantes de este estudio y cómo cambia la protección que recibieron de la vacuna a lo largo del año. Otro estudio examina cómo difieren los anticuerpos neutralizantes entre las distintas vacunas y, por último, otros estudios analizan otras variantes y su impacto en la protección.