Cuanto más ejercitamos nuestra resistencia, más en forma estamos, y también nuestros músculos, porque se adaptan a la carga y son capaces de rendir mejor durante más tiempo. Ahora, un equipo de investigadores de la Universidad de Basilea (Suiza) ha descubierto nuevos conocimientos sobre estas adaptaciones musculares mediante experimentos realizados en ratones.
Los entrenamientos regulares no solo mejoran la forma física y el bienestar, sino que también desencadenan una profunda remodelación muscular. Esto se refleja en los efectos típicos del entrenamiento: los músculos se fatigan menos rápidamente, proporcionan más energía y utilizan el oxígeno de forma más eficiente.
"La adaptación de los músculos a la actividad física es un fenómeno bien conocido", afirma el profesor Christoph Handschin, que lleva mucho tiempo investigando la biología muscular en el Biozentrum de la Universidad de Basilea. "Queríamos entender qué ocurre exactamente en el músculo durante el entrenamiento", ha añadido. Él y su equipo han publicado ahora nuevos datos en 'Nature Metabolism'.
En el estudio actual, el equipo de Handschin comparó músculos de ratones no entrenados con los de ratones entrenados e investigó cómo cambia la expresión génica en respuesta a los ejercicios.
"Dado que el entrenamiento de resistencia induce una remodelación muscular sustancial, supusimos que las adaptaciones se reflejarían en la expresión génica", afirma la primera autora, Regula Furrer. Sin embargo, en contraste con sus expectativas, la expresión de relativamente pocos genes, unos 250, se modificó en músculos entrenados en reposo en comparación con músculos no entrenados en reposo. Sorprendentemente, entre 1.800 y 2.500 genes se regulaban tras un episodio agudo de ejercicio. Cuántos y qué genes responden depende en gran medida del estado de entrenamiento.
LOS MÚSCULOS RESPONDEN DE FORMA DIFERENTE AL ESTRÉS FÍSICO
En los músculos no entrenados, por ejemplo, el entrenamiento de resistencia activa genes inflamatorios, desencadenando pequeñas lesiones que causan lo que se conoce como agujetas. "No pudimos observar esto en ratones entrenados; en cambio, los genes que protegen el músculo están más activos. Así, los músculos entrenados responden de forma completamente distinta al estrés del ejercicio", explica Furrer. "Son más eficientes y resistentes; en resumen, pueden soportar mejor la carga física", ha añadido.
La pregunta es: ¿cómo es posible que los músculos respondan de forma tan diferente al ejercicio de resistencia en función de su estado de entrenamiento? Los científicos encontraron una respuesta en la epigenética.
Los genes se activan o desactivan mediante las llamadas modificaciones epigenéticas, etiquetas químicas en el genoma. "Fue sorprendente que el patrón epigenético entre los músculos no entrenados y los entrenados fuera totalmente diferente y que muchas de estas modificaciones se produjeran en genes clave que controlan la expresión de otros muchos genes", subraya Furrer. Por lo tanto, el ejercicio activa un programa completamente diferente en los músculos entrenados en comparación con los no entrenados.
Esta información epigenética determina cómo responde el músculo al entrenamiento. "El entrenamiento crónico de resistencia altera el patrón epigenético del músculo, tanto a corto como a largo plazo. Parece que los músculos entrenados están preparados para entrenamientos prolongados por su patrón epigenético. Responden mucho más rápido y trabajan con mayor eficacia", resume Handschin. "Con cada sesión de entrenamiento, aumenta la resistencia muscular", ha añadido.
DEL RATÓN AL SER HUMANO
Los investigadores revelaron cómo se adaptan los músculos al entrenamiento regular de resistencia a lo largo del tiempo en ratones. El siguiente paso es averiguar si estos resultados pueden trasladarse también a los seres humanos. En los deportes de competición, los biomarcadores que reflejan el progreso del entrenamiento podrían utilizarse para mejorar la eficacia del mismo.
"Entender cómo funciona un músculo sano nos permite comprender qué falla en las enfermedades", afirma Handschin. "Esto es crucial para abrir vías innovadoras para el tratamiento del desgaste muscular relacionado con la edad o la enfermedad", ha añadido.