viernes. 24.01.2025

Un equipo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM), en colaboración con científicos del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha y de la Universidad Federal de São Paulo (Brasil), ha descrito por primera vez cómo se desarrolla en humanos la fascia que envuelve los músculos infrahioideos localizados en el cuello durante el desarrollo intrauterino.

El estudio, que se ha llevado a cabo en una colección de embriones y fetos humanos que se conserva en el Departamento de Anatomía y Embriología de la UCM, revela que el desarrollo de la fascia comienza en la sexta semana de gestación, coincidiendo con los primeros movimientos del embrión.

"Esto no es casualidad, hemos constatado que el desarrollo de esta fascia está estrechamente relacionado con el inicio de la actividad muscular", señala la primera autora del estudio publicado en 'Tissue and Cell' e investigadora de la UCM, Elena Martínez.

La fascia es un tejido conectivo que forma una matriz tridimensional continua, proporcionando soporte estructural a los órganos, así como al sistema musculoesquelético. Aunque desempeña un papel crucial en la transmisión de fuerzas musculares y otros procesos fisiológicos, su desarrollo durante las primeras etapas de la vida humana apenas ha sido estudiado hasta ahora.

"En el cuello, la fascia cervical se organiza en una capa superficial y otra profunda. La fascia cervical profunda se compone de tres capas: superficial, media y profunda. La capa media se subdivide en una capa visceral, que envuelve a las vísceras cervicales, y una capa muscular, que envuelve a los músculos infrahioideos. Nuestro estudio se ha centrado específicamente en la lámina muscular de la fascia profunda media del cuello (MDCF), que envuelve a los músculos infrahioideos", ha explicado la investigadora de la UCM Carmen Barrio.

TRES ETAPAS CLAVE DEL DESARROLLO 

A través de cortes histológicos seriados de 37 especímenes humanos (17 embriones y 20 fetos), los investigadores identifican tres etapas en el desarrollo: inicial, de formación y de maduración.

La primera, en la semana 6 de gestación, se caracteriza porque aparecen los primeros esbozos de los músculos infrahioideos, rodeados por células mesenquimales y las primeras fibras intramusculares.

En la etapa de formación, entre las semanas 7 y 8, se desarrolla el epimisio, tejido que envuelve los músculos infrahioideos. A partir de la semana 9, en la etapa de maduración, las estructuras fasciales continúan organizándose y se establecen conexiones importantes con los vasos linfáticos y venosos de la región cervical, alcanzando una configuración similar a la del adulto.

IMPLICACIONES FUNCIONALES Y CLÍNICAS 

Uno de los hallazgos más destacados del estudio es la relación entre el desarrollo de la MDCF y la actividad mecánica en la región del cuello. "Los primeros movimientos del embrión humano comienzan durante la sexta semana de desarrollo, y hemos observado que esto coincide con el inicio de la diferenciación de la MDCF", ha comentado Martínez.

Además, se han identificado conexiones significativas entre la MDCF y las estructuras vasculares del cuello. "Nuestros resultados sugieren que la MDCF podría desempeñar un papel fundamental facilitando la circulación venosa y linfática en esta región", añade Barrio.

Estos hallazgos podrían tener aplicaciones clínicas importantes, aseguran los investigadores. Una comprensión más detallada del desarrollo normal de la fascia cervical podría facilitar el diagnóstico y tratamiento de patologías del cuello, así como optimizar procedimientos quirúrgicos en esta área.

"La fascia no solo proporciona soporte estructural, sino que también participa en funciones clave como la transmisión de fuerzas y la comunicación propioceptiva en todo el cuerpo", concluye Barrio.

La formación de la fascia del cuello coincide con los primeros movimientos del embrión