Un grupo de investigadores de Weill Cornell Medicine (EEUU) ha descubierto que las hemorragias intracraneales, o sangrados cerebrales causados por la rotura de un vaso sanguíneo en el cerebro, duplican el riesgo de que una persona desarrolle demencia en etapas posteriores de su vida.
Aunque se ha prestado más atención a la relación entre demencia y accidentes cerebrovasculares isquémicos causados por coágulos que bloquean el suministro de sangre al cerebro, el nuevo estudio, publicado en 'Stroke', amplía los resultados anteriores a las hemorragias.
"Observamos sistemáticamente un riesgo elevado de demencia, independientemente del tipo de hemorragia. Esto sugiere que las personas que han experimentado una hemorragia intracraneal deben ser examinadas regularmente para detectar el deterioro cognitivo, ya que los resultados podrían informar las futuras decisiones de atención para los pacientes y sus familias", ha explicado Samuel Bruce, primer autor y profesor adjunto de neurología en Weill Cornell Medicine y neurólogo en el NewYork-Presbyterian/Weill Cornell Medical Center.
Utilizando reclamos de seguro de 'Medicare' de 2008 a 2018, Bruce y sus colegas evaluaron a casi 15.000 personas que tuvieron varios tipos de hemorragias intracraneales, que hacen que la sangre se acumule en el tejido cerebral o debajo del cráneo. Las hemorragias pueden ocurrir después de lesiones en la cabeza, pero los investigadores se centraron en las que ocurrieron espontáneamente.
Observaron un aumento del doble en la incidencia del diagnóstico de demencia por primera vez en una media de 5,6 años tras una hemorragia intracraneal en estos pacientes, en comparación con más de dos millones de personas que no sufrieron una hemorragia.
Los resultados se suman a la literatura de otros laboratorios que demuestra que las hemorragias están relacionadas con problemas cognitivos posteriores. En un estudio basado en historiales médicos de Dinamarca, por ejemplo, el 11,5 por ciento de las personas desarrollaron demencia tras la rotura de vasos sanguíneos en el cerebro, lo que supone un aumento de 2,5 veces respecto a la población general. Por otra parte, los accidentes cerebrovasculares isquémicos, causados normalmente por coágulos sanguíneos, multiplicaron por 1,7 el riesgo de demencia.
LA ACUMULACIÓN DE BETA AMILOIDE EN EL CEREBRO ES UNA DE LAS RAZONES
"Hay varias razones posibles por las que una hemorragia intracraneal aumenta el riesgo de demencia", ha afirmado Santosh Murthy, autor principal y profesor asociado de neurociencia en el Feil Family Brain & Mind Research Institute y de neurología en Weill Cornell Medicine.
Las hemorragias pueden causar demencia directamente al desencadenar la acumulación de una proteína llamada beta amiloide en el cerebro y sus vasos sanguíneos, lo que puede alterar la función cerebral. O bien la hemorragia y la demencia pueden estar conectadas indirectamente porque los mismos factores -como el daño crónico a los vasos sanguíneos del cerebro- aumentan el riesgo de ambas afecciones.
"A medida que vemos más pruebas de que la demencia puede seguir a las hemorragias, realmente tenemos que considerar las implicaciones. Por ejemplo, evaluar la seguridad de los tratamientos anti-amiloide beta para la enfermedad de Alzheimer en personas que han sufrido una hemorragia debería convertirse en una prioridad de investigación", ha indicado Murthy.
Los investigadores concluyen que, dado que los nuevos tratamientos desarrollados para las hemorragias intracraneales pueden, en última instancia, hacer que los pacientes vivan más tiempo tras un incidente, será necesario realizar más estudios para explorar cómo contribuyen las hemorragias a los distintos subtipos de demencia.