Investigar los efectos adversos de los tratamientos del cáncer de mama para mejorar la calidad de vida
La doctora Blanca Herrero, miembro del Grupo GEICAM de Investigación en Cáncer de Mama y oncóloga médica del Hospital General Universitario Gregorio Marañón ha señalado la importancia de investigar los efectos adversos de los tratamientos de cáncer de mama para mejorar la calidad de vida de los pacientes.
"La supervivencia de los pacientes es cada vez mayor, de modo que cobra especial importancia que seamos capaces de identificar los efectos secundarios derivados de los tratamientos disponibles que, como norma general, se administran de manera prolongada en el tiempo. El objetivo es ofrecer una mejor calidad de vida a los pacientes", ha asegurado.
Cabe subrayar que hace años la prioridad en la investigación en el cáncer de mama estaba más centrada en otros aspectos, de modo que el foco no estaba puesto en la búsqueda de una calidad de vida óptima para el paciente.
Esta perspectiva ya no es una opción, según explica la doctora Herrero, que asegura que "investigar en calidad de vida y en implementar estrategias que logren mantener esta calidad es, si no más, igual de importante que investigar en tratamientos eficaces".
En este sentido, la experta explica que conocer los efectos secundarios que provoca cada tratamiento es clave a la hora de trazar el abordaje de la patología. "Cuando tenemos dos o más tratamientos con una eficacia similar, conocemos los efectos que pueden provocar y, además, somos conocedores de las comorbilidades o las patologías previas que tiene el paciente, tenemos información suficiente para poder escoger el tratamiento más adecuado que, manteniendo controlado el cáncer, le permita desarrollar una vida lo más normal posible", afirma la doctora.
EFECTOS SECUNDARIOS EN FUNCIÓN DEL TRATAMIENTO
Los efectos secundarios provocados por el tratamiento del cáncer de mama son tan variados como los subtipos de este tumor. En este sentido, según la experta, se puede hablar de los tratamientos endocrinos u hormonales, que son los que se dirigen a los pacientes que tienen tumores, que se alimentan de hormonas femeninas o tienen receptores hormonales.
"Generalmente, producen dolores articulares, siendo este el efecto secundario más frecuente. También pueden provocar una disminución de la masa mineral de calcio en el hueso y pueden producir algunos dolores musculares y sequedad de piel y de mucosas", explica la doctora Herrero. Estos tratamientos se pueden administrar en combinación con inhibidores de ciclinas, que generan efectos secundarios diferentes como alteraciones hepáticas, alteración en el electrocardiograma, neutropenia (bajada de las defensas) o algunos síntomas digestivos como náuseas, vómitos y algo de diarrea.
Otro tipo de terapia, la más frecuente, es la quimioterapia. Dentro de este grupo existen distintos tipos, pero tienen unos efectos secundarios bastante comunes. Cabe subrayar, según la doctora Herrero, que no todas provocan la caída de cabello que, si bien no es un síntoma grave que comprometa la vida del paciente, tiene un impacto psicológico y social.
Las quimioterapias también pueden provocar efectos secundarios a nivel digestivo del tipo náuseas, vómitos y diarreas, que generalmente son manejados cómodamente en las consultas con los tratamientos de soporte disponibles. Además, pueden producir dolores musculares y articulares.
Sin embargo, uno de los efectos secundarios más frecuentes de la quimioterapia es la astenia, o cansancio, que es algo más complicado de manejar. Por otro lado, casi todas las quimioterapias tienen riesgo de disminuir las defensas y en este caso, a diferencia de los inhibidores de ciclinas, esta bajada de los neutrófilos sí puede asociarse con algún problema de tipo infeccioso.
En este punto, la doctora Herrero destaca la labor de los profesionales médicos a la hora de "explicar e informar a los pacientes adecuadamente sobre cuáles son los síntomas y signos que pueden alertar de que se está produciendo neutropenia".
Los tratamientos antidiana, generalmente en los tumores de mama, se dirigen a la proteína HER2, presente en aproximadamente un 10-15 por ciento de las pacientes. "Estos tratamientos son orales o endovenosos y pueden provocar efectos secundarios también muy diferentes", indica la doctora.
Por ejemplo, los tratamientos con trastuzumab o pertuzumab no suelen provocar efectos secundarios muy significativos, pero puede alterar la función cardiaca, lo que requiere de un seguimiento del funcionamiento del corazón de la paciente a través de ecocardiograma.
Otro tratamiento para hacer frente a esta proteína es tucatinib, fármaco oral al que se asocian síntomas digestivos, como náuseas, vómitos, diarreas leves o alteraciones del perfil hepático de las transaminasas, también de carácter leve. Neratinib es otro de los fármacos dirigidos a la proteína HER2, cuyo principal efecto secundario es la diarrea leve.
Por último, destaca la experta, están los tratamientos inmunoconjugados, un tipo de quimioterapias que se administran asociadas a un anticuerpo, con un perfil de toxicidad diferente.
En este grupo se encuentra sacituzumab govitecan, cuyos efectos secundarios están más centrados en náuseas y vómitos, ambos manejables, así como la diarrea y la bajada de las defensas. Por su parte, los efectos más frecuentes de trastuzumab deruxtecan son náuseas, bajada de defensas y astenia, pero también tiene un efecto secundario relevante y menos frecuente, como la inflamación pulmonar, que puede producir tos y dificultad para respirar.
"Es muy importante que los pacientes que refieran alguno de estos síntomas consulten con su oncólogo antes de tomar medidas para su tratamiento por cuenta propia", concluye la doctora Herrero.
CAMPAÑA #SALVARELMOMENTO
Conscientes de la importancia de investigar estos efectos adversos, no solo para un mejor abordaje del tratamiento, sino para una óptima calidad de vida de los pacientes con cáncer de mama, GEICAM ha puesto en marcha, con motivo de la celebración del Día Mundial de la Salud, que se celebra este domingo 7 de abril, la campaña #SalvarelMomento.
Esta iniciativa pretende llamar la atención sobre la necesidad de donar fondos para fomentar la investigación de este tipo de efectos adversos, con el objetivo de que estos no impidan a las pacientes vivir momentos especiales o realizar tareas de su vida diaria.